LOS PROBLEMAS FILOSÓFICOS
En el transcurso de esta obra nos proponemos dar y
explicar los principios elementales de la filosofía materialista.
¿Por qué? Porque el marxismo está íntimamente ligado
a una filosofía y a un método: los del materialismo dialéctico. Es
indispensable, pues, estudiar esa filosofía y ese método para comprender bien
el marxismo y para refutar los argumentos de las teorías burguesas tanto como
para emprender una lucha política eficaz.
En efecto, Lenin ha dicho: "Sin teoría
revolucionaria no hay movimiento revolucionario". Esto quiere decir, en
primer lugar: hay que vincular la teoría con la práctica.
¿Qué es la teoría? Es el conocimiento de las cosas que queremos realizar.
¿Qué es la práctica? Es el hecho de realizar. Por ejemplo, la industria, la
agricultura realiza, es decir, hacen entrar en la realidad) ciertas teorías
(teorías químicas, físicas o biológicas).
Se puede no ser más que práctico; pero entonces se
realiza por rutina. Se puede no ser más que teórico; pero entonces lo que se
concibe a menudo es irrealizable. Es necesario, pues, que haya vinculación
entre la teoría y la práctica. Todo el problema está en saber, cuál debe ser
esa teoría y cuál debe ser su vinculación con la práctica.
Creemos que el militante obrero necesita un método
de análisis y de razonamiento exacto para poder realizar una acción
revolucionaria exacta. Necesita un método que no sea un dogma que le dé
soluciones hechas, sino un método que tenga en cuenta hechos y circunstancias
que nunca son los mismos; un método que no separe jamás la teoría de la
práctica, el razonamiento de la vida. Ahora bien, este método está contenido en
la filosofía del materialismo dialéctico, base del marxismo que nos proponemos
explicar.
Se cree generalmente que el estudio de la filosofía
es una cosa llena de dificultades para los obreros y que necesita conocimientos
especiales. Es necesario convenir en que la manera como son redactados los
manuales burgueses los confirma plenamente en sus ideas y no pueden menos que
rechazarlos.
No pensamos negar las dificultades que comporta el
estudio en general, y las de la filosofía en particular. Pero tales
dificultades son perfectamente superables y se deben sobre todo al hecho de
tratarse de cosas nuevas para muchos de nuestros lectores.
Desde el comienzo, aun determinando las cosas con
precisión, los invitaremos a volver sobre ciertas definiciones de palabras que,
en el lenguaje corriente, están adulteradas.
Vulgarmente se entiende por filósofo: o bien el que
vive en las nubes, o bien el que toma las cosas por su lado bueno, el que
"no se hace mala sangre por nada". Por el contrario, el filósofo es
el que quiere, en ciertas cuestiones, dar repuestas precisas, y si se considera
que la filosofía quiere dar una explicación a los problemas del universo (¿de
dónde procede el mundo?, o ¿adonde vamos?, etcétera), se ve, por consiguiente,
que el filósofo se ocupa de muchas cosas y, a la inversa de lo que se dice,
"se preocupa mucho de todo".
Diremos pues, para definir la filosofía, que quiere
explicar el universo, la naturaleza, que es el estudio de los problemas más
generales. Los problemas menos generales son estudiados por las ciencias. La
filosofía es pues, una prolongación de las ciencias.
Agreguemos en seguida que la filosofía marxista da
una solución a todos los problemas y que esta solución procede de los que se
llama: el materialismo.
En cuanto a esto hay también una confusión que
inmediatamente debemos señalar: vulgarmente se entiende por materialista el que
no piensa más que en gozar de los placeres materiales. Jugando con la palabra
materialismo que contiene la palabra materia se ha llegado así a darle un
sentido completamente falso.
Al estudiar el materialismo, en el sentido
científico de la palabra, vamos a darle de nuevo su verdadera significación,
pues ser materialista no impide, según vamos a verlo, tener un ideal y combatir
para hacerlo triunfar.
Hemos dicho que la filosofía quiere dar una
explicación a los problemas más generales del mundo. Pero en el transcurso de
la historia de la humanidad, estas explicaciones no siempre han sido las
mismas.
Los primeros hombres trataban de explicar la
naturaleza, el mundo, pero no podían. Lo que permite, en efecto, explicar el
mundo y los fenómenos que nos rodean son las ciencias; ahora bien, son muy
recientes los descubrimientos que han permitido el progreso de las ciencias.
La ignorancia de los primeros hombres era, pues, un
obstáculo en sus investigaciones. Por eso, en el transcurso de la historia, a
causa de esta ignorancia, vemos aparecer las religiones, que también quieren
explicar el mundo. Lo explican mediante las fuerzas sobrenaturales. Pero esta
es una explicación anticientífica. Poco a poco, en el transcurso de los siglos,
se desarrollará la ciencia. Los hombres tratarán de explicar el mundo por los
hechos materiales, partiendo de experiencias científicas y de ahí, de esa
voluntad de explicar las cosas por la ciencia, nace la filosofía materialista.
En las páginas siguientes vamos a estudiar qué es el
materialismo; pero, desde ya, debemos tener presente que materialismo no es
otra cosa que la explicación científica del universo.
Estudiando la historia de la filosofía materialista
veremos cuan ardua y difícil ha sido la lucha contra la ignorancia. Debemos
comprobar, por otra parte, que en nuestros días esta lucha no ha terminado aún,
puesto que el materialismo y la ignorancia continúan subsistiendo juntos, uno
al lado del otro.
En el transcurso de ese combate Marx y Engels
comprendiendo la importancia de los grandes descubrimientos del siglo XIX, permitieron a la filosofía del materialismo hacer
enormes progresos la explicación científica del universo. Así nació el
materialismo dialéctico. Después, fueron los primeros en comprender que las
leyes que rigen al mundo también permiten explicar la marcha de las sociedades;
formaron así la célebre teoría del materialismo histórico.
Nos proponemos estudiar en esta obra, en primer
lugar el materialismo, después el materialismo dialéctico y, por último, el
materialismo histórico. Por el momento, queremos establecer las relaciones
entre el materialismo y el marxismo.
Podemos resumirlas de la manera siguiente:
1º La filosofía del materialismo es la base del
marxismo.
2o Esta filosofía materialista, que
quiere dar una explicación científica a los problemas del mundo, progresa en el
transcurso de la historia al mismo tiempo que las ciencias. Por
consiguiente, el marxismo ha surgido de las ciencias, se apoya en ellas y
evoluciona con ellas.
3º Antes de Marx y Engels hubo, en muchas oportunidades
y con distintas formas, filosofías materialistas. Pero en el siglo XIX,
habiendo dado las ciencias un gran paso adelante, Marx y Engels renovaron ese
viejo materialismo partiendo de las ciencias modernas y nos dieron el
materialismo moderno que se llama materialismo dialéctico y que es la base del
marxismo.
Vemos, por estas breves explicaciones, que la
filosofía del materialismo, contrariamente a lo que se ha dicho, tiene una
historia. Esa historia esta íntimamente ligada a la historia de las ciencias.
El marxismo, basado en el materialismo, no ha surgido del cerebro de un solo
hombre. Es el desenlace, la continuación del viejo materialismo que ya estaba
muy avanzado con Diderot. El marxismo es la expansión del materialismo
desarrollado por los enciclopedistas del siglo XVIII, enriquecido por los grandes descubrimientos del
siglo XIX. El
marxismo es una teoría viva y, para mostrar de qué manera encara los problemas,
vamos a dar un ejemplo que todo el mundo conoce: el problema de la lucha de
clases.
¿Qué piensa la gente sobre esta cuestión? Unos creen
que la defensa del pan exime de la lucha política. Otros, que basta con andar a
puñetazos en la calle, negando la necesidad de la organización. Otros, todavía,
pretenden que sólo la lucha política dará una solución a este problema.
Para el marxismo, el problema de la lucha de clases
comprende:
a) La lucha económica;
b) La lucha política;
c) La lucha ideológica.
El problema debe ser planteado simultáneamente pues,
en los tres terrenos.
a) No se puede luchar por el pan (lucha
económica) sin luchar por la paz (lucha política) y sin defender la libertad
(lucha ideológica).
b) Ocurre lo mismo en cuanto a la lucha
política, que desde Marx se ha transformado en una verdadera ciencia: hay que
tener en cuenta a la vez la situación económica y las corrientes ideológicas.
c) En cuanto a la lucha ideológica que se
manifiesta por la propaganda, estamos en la obligación de tener en cuenta, para
que sea eficaz, la situación económica y política.
Vemos, pues, que todos estos problemas están
vinculados, y así no se puede tomar una decisión ante cualquier aspecto de este
gran problema que es la lucha de clases (en una huelga, por ejemplo) sin tomar
en consideración cada aspecto del problema y el conjunto del problema mismo.
Así, pues, el que sea capaz de luchar en todos los
terrenos dará al movimiento la mejor dirección.
Vemos cómo comprende un marxista ese problema de la
lucha de clases. Además, en la lucha ideológica que debemos sostener todos los
días, nos encontramos ante problemas difíciles de resolver: inmortalidad del
alma, existencia de Dios, orígenes del mundo, etcétera. El materialismo
dialéctico nos dará un método de razonamiento que nos permitirá resolver todos
esos problemas, así como, desenmascarar todas las campañas de falsificación del
marxismo que pretenden completarlo y renovarlo.
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