LA
CORRUPCIÓN, UN PRODUCTO DE BANDERA
Por Carlos Villacorta Valles
La
corrupción en el Perú se ha convertido en un producto de bandera, no solo por
su alta rentabilidad: montañas de millones de soles que lavan altos “funcionarios” públicos, sino porque
quedan impunes. Quienes encabezan esta dorada bandera es de conocimiento
público –presidentes de la República, ex presidentes, congresistas y ex
congresistas junto a sus hijos(as), suegras, suegros, amigos y financistas de
campañas y solapados-.
Estos
charranes y sus cánidos, nunca llenan este saco corrupto, declaran bandera
conquistada y, se declaran “patriotas y
candidatos para hacernos vivir mejor”, ¿no será para aprovecharse mejor? Y
llevarse los milloncitos de saldo que quedaron después de su gestión, si otra
vez vuelven a “ganar”. Por eso nos
piden votos, pero nos miran como a parias. Ellos no tienen patria ni sociedad,
la única patria y sociedad que tienen es su dinero y sus “empresas”.
Como
señala Paulo Freire en Pedagogía de la Indignación: “Las leyes del mercado bajo cuyo
imperio nos hallamos establecen, con rigor, el lucro como su objetivo principal
e irrecusable, y el lucro sin límites, sin condiciones restrictivas a su
consecución. El único freno al lucro es el lucro mismo o el miedo a perderlo”.
¿Por qué volvemos a votar por
ellos? ¿Quién nos quitó la memoria? ¿Quién nos vendió la indiferencia con la
política y la cosa pública? Si roban al Estado nos están robando a todos
nosotros. Cuando llegan las elecciones, todos los candidatos
ya tienen su parte y luego nos emborrachan con poses y palabras beneficiosas
que nunca honran. Hablan con su boca “democrática”
y no con su consciencia porque lo tienen sucia. Para ellos estamos en
democracia, pero nunca lo practican
¿Hasta cuándo seguiremos cambiando nuestros votos con cajas de fósforo? ¿Hasta
cuándo se estremecerá nuestra barriga con esos discursos nunca cumplidos?
Casi
todos los medios de comunicación, principalmente la TV., son los encargados de
establecer la estrategia de divulgar, promover y hacerla rentable.
La
corrupción juega un altísimo rol para motivar a postulantes a la presidencia de
la República, Gobiernos Regionales, Congreso, alcaldías y direcciones de
instituciones educativas, quienes se encargan una vez en el gobierno y a su
estilo, sembrar más corrupción en todas las instituciones del Estado,
convirtiendo a su vez a la corrupción en una demanda nacional y local de fácil
manejo para el enriquecimiento ilícito, sin trabajar.
El
Poder Judicial es la mesa de partes, para el VºBº de la impunidad y, el
Ministerio de Cultura, seguramente estará gestionando para que se decrete a la
corrupción como patrimonio cultural.
El
Estado es una plaza del mercado, una feria de corrupción ¿Quién chupa mejor el
fisco? ¡Yo mamo! ¡Tú chupas! ¡Ellos nos
salvan! ¡Ellos nos eligen!
Imagínese
amable lector, una pomposa ceremonia de condecoración para estos “políticos” y “funcionarios” por haber levantado bien en alto este “nuevo” producto de bandera del Perú,
solamente desde 1990 del siglo pasado, porque a partir de esa fecha se
masifica, dando como resultado la absoluta degeneración de la ya pervertida
actividad política y la democracia, porque los más finos y profesionales
inclusive consignan falsamente su hoja de vida, diciendo lo que no son y no les
pasa nada. Otros viven con todos los lujos y comodidades y nadie conoce sus
actividades económicas que no sea la política y, tampoco nadie los investiga,
¿no creen que hay que empezar a mirar profundamente debajo del agua?
Tan
apetitosa es esta demanda que, -paraíso económico para ellos- faltando años
para las elecciones, ya se están picoteando entre corruptos, de uno y otro lado
chillan sin ningún pudor, cada uno se cree el K’ollana*.
Como
cernícalos se alimentan mientras se ayudan, apenas se chocan se agarran a
picotazos corruptos. Gracias a ellos, los niños y jóvenes pierden las
esperanzas en nuestro bello país.
En
este sistema –que no es nuestro- la moral jamás evolucionará con el rápido
accionar de la ciencia y la técnica. Sin embargo, la moral evoluciona como
pretexto para delinquir con la plata del ESTADO –NUESTRA PLATA- La moral cuesta
lo que la economía cuesta. Sigue vigente lo dicho por Arguedas en Todas Las
Sangres: “…casi todos son iguales.
El más adulón, el más canalla, el más bruto… ¡Autoridad! O ¡Funcionario!” (Pág. 405).
…………………………………………….
*K’ollana:
el mejor, el excelso.
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