Para todos, nuestros hijos son los mejores, mejor aún si no nos causan problemas ni en la casa ni en el colegio, pero hay hechos o defectillos que son absorbidos por esas buenas acciones y no nos damos cuenta o no los damos importancia porque creemos que son insignificantes, sin tomar en cuenta que pueden estar escondiendo el nacimiento de defectos que más adelante pueden acarrearles serios problemas como el descontrol, la soberbia, la inseguridad, etcétera. Es decir ser defectos grandes cuando adultos.
Por ejemplo el de morderse las uñas que no insistimos en corregir y que podría estar escondiendo un problema grande de inseguridad o falta de control.
María Lucea nos recomienda que tomemos en cuenta 10 pequeños defectos que no queremos ver y que cuando adultos no den la cara como serios problemas de personalidad en nuestros hijos:
1. El acusica o eterno chivato.- Son los chicos(as) que por quedar bien o en la escuela o la casa no callan y se las pasan de informantes de alguna cosa mala que haya hecho su hermano(a) o un amigo(a). defectillo que si se convierte en un hábito le puede crear problemas de interacción con sus compañeros y convertirse en un desagradable soplón y hasta resolver sus propios problemas. Hay que fomentar en ellos la prudencia, la seguridad y la autoestima.
2. El sensiblero.- Son los chicos que se sienten mal o afectados por todo, o todo les da miedo o ganas de llorar que al común no los afecta. La sensibilidad no es un defecto pero, llevada a los extremos puede debilitar el carácter de la persona en el futuro, por tanto, está bien la sensibilidad pero hay que afirmar el carácter y la firmeza.
3. El despistado.- Al chico que hay que decirle una y otra vez que haga las cosas o las indicaciones porque rápido se distrae y se olvida. Si esto ocurre frecuentemente ya es un defectillo que hay que tener en cuenta porque tendrá problemas a la hora de estudiar o estando en clase. Le podemos ayudar a corregir llamándole por su nombre antes de darle una indicación o ganar su atención antes de la indicación, por ejemplo: Luis, mírame; ahora ve y ayuda a tu hermanito a guardar sus juguetes.
4. “Pidón”.- O niño(a) que quiere y pide todo lo que ve o esté de moda, cae fácilmente bajo las garras de la publicidad televisiva o de la calle o querer lo mismo que tiene el compañero. Pequeño defecto que no sólo puede ser germen de egoísmo, sino también de envidia y consumismo compulsivo si no se corrige.
5. Llorica.- O de lágrima fácil, chico(a) que llora con suma facilidad, hasta por un pequeño rasguño, mientras el sensiblero(a) llora por algo fuerte, el llorica llora por las cosas más insignificantes. Corregir porque le puede generar inseguridad.
6. El anti-sociable.- Los hijos que no quieren saludar, no quieren ir de visita, ni recibir visitas. Puede convertirse en u tipo antipático o parecer creído. Necesidad de hacerle comprender que estas acciones forman parte de las relaciones sociales del mundo.
7. El guarrete.- Hijos que hay que decirles que tienen que lavarse antes y después de comer constantemente, antes de dormir, el de cambiarse la ropa, porque por si solos no lo hacen. Aquí es fundamental enseñar los buenos hábitos de la higiene, porque como adulto si se acostumbra le acarreará serios problemas donde se encuentre.
8. Maniáticos o curiosas costumbres.- Son los famosos tics por ejemplo, el de meterse el dedo en la nariz, gestos de la cara, tocarse las partes íntimas etcétera, que les puede hacer parecer imprudentes, poco elegantes y acarrear serios problemas si lo hacen en ambientes inoportunos. Corregir permanentemente.
9. Imprudente.- El que no puede guardar una confianza o secreto confiado y lo suelta al primero que encuentra. Si crece este defecto puede convertirse en deslealtad. Corregir y sembrar lealtad y confianza.
10. El violento.- Son los pequeños y esporádicos gritos o empellones si los dejamos pasar por alto pueden convertirse en rutina para resolver los problemas con violencia. Reflexionar con el hijo(a) y que se ponga en lugar del otro.
Reiteramos la recomendación:
En efecto, si queremos tener hijos lo más equilibrados posibles, siempre hay que estar alertas de los pequeños detalles o los defectos que pueden parecer simples, pero que en el futuro pueden ser una traba para su buen desenvolvimiento.
De ahí entonces, la recomendación para tener en cuenta estos diez defectillos que parecen inofensivos es fundamental, porque la personalidad de nuestros hijos está en juego y ésta no se desarrolla espontáneamente, sino requiere de nuestra ayuda. Hay decenas más de defectillos que deben merecer nuestra atención para ayudar a nuestros hijos a corregirlos, motivándolos, premiándolos, ganándonos su respeto, confianza, afecto y a veces sancionando si se ponen tercos como parte de la lección.
Para todos, nuestros hijos son los mejores, mejor aún si no nos causan problemas ni en la casa ni en el colegio, pero hay hechos o defectillos que son absorbidos por esas buenas acciones y no nos damos cuenta o no los damos importancia porque creemos que son insignificantes, sin tomar en cuenta que pueden estar escondiendo el nacimiento de defectos que más adelante pueden acarrearles serios problemas como el descontrol, la soberbia, la inseguridad, etcétera. Es decir ser defectos grandes cuando adultos.
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