lunes, 4 de febrero de 2013

♣ SUSANA VILLARÁN Y LAS FUERZAS OSCURAS QUE LA ACOSAN


César Galjuf
ar_gale1@hotmail.com

LAS FUERZAS QUE ACOSAN A SUSANA

En febrero de 1848 (hace 165 años) hizo su aparición, en Londres, un folleto de 23 páginas titulado “El Manifiesto del Partido Comunista”. Su autor, Carlos Marx, comenzó la redacción expresando (…) Un fantasma recorre Europa : el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma : el Papa y el Zar… entre otros.

Susana, dista años luz de tener un atisbo de comunista. Muy a su pesar, en las condiciones políticas concretas en que se desenvuelve, su postura de honestidad y pretender hacerle frente a la corrupción le viene acarreando una andanada de críticas y desplantes que amenazan con sepultarla. Los responsables de la violenta asonada, cargadas de adjetivos hirientes e infamias, son promovidas por partidos políticos, organizaciones sociales y personajes que corrompen y saturan de hedor la sociedad: desde el Obispo al gordovago, pasando por los secuaces del japonés encarcelado, los operadores del “mudo”, los confundidos y un estrato muy espeso de la población que se debate entre la sobrevivencia y la lumpenización.

En las sociedades, luchar contra la corrupción significa enfrentar a los agentes que la descomponen y se nutren de ella. En el caso del Perú se remonta a la llegada misma de los españoles. En 1824, el Libertador Simón Bolívar, manifestaba que una de las causas del desastre de la República fue la dilapidación de sus fondos por algunos funcionarios y, por tanto, para hacerle frente se debería de dictar medidas radicales. Es así que se llega a dictar un DECRETO que sancionaba con la PENA CAPITAL a los funcionarios a los que se les demostraba haber tomado para sí de diez pesos arriba. La misma pena se les aplicaría a los jueces que no procediesen conforme a la norma. La medida no fue aplicada y con el paso del tiempo (cerca dos siglos) hoy ya no hablamos de algunos funcionarios dilapidadores sino de algunos funcionarios y jueces probos.

El panorama es sombrío, pero las sociedades -como todo cuerpo- cuentan una fuerza interna que lucha denodadamente para restañar y vencer males: son la reserva moral que dinamiza y tensa todas las fuerzas en pos de la sobrevivencia y comenzar a ganarle la batalla a la enfermedad. El panorama inmediato nos pone en una disyuntiva. Todo lo que esté a nuestro alcance debe de ser una contribución por la campaña para que NO se revoque a la alcaldesa.

Los revocadores cuentan, también, con el apoyo solapado de los mezquinos –los que hacen cálculos para los futuros procesos eleccionarios- que están convencidos de que el erario público y la administración del Estado es un botín. No les conviene que la alcaldesa culmine su mandato y menos aún que éste sea medianamente exitoso. Sería una potencial adversaria en el 2016. Su consigna es cortarle los brazos y las piernas para más adelante exhibir solo su tronco y su cabeza. Hay muchos intereses en esta contienda y, por supuesto, los que nos encontramos hastiados del reinado de la indolencia -enquistados en los órganos de gobierno del Estado- también los tenemos: nuestro interés es el de agruparnos con todas las fuerzas que estén dispuestas a darle batalla a la corrupción y los corruptos.
                                                                           Lima, 4 febrero 2013 

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