Busca desnudar los secretos del poder
Las repercusiones de un escándalo político-mediático que ha sacudido al mundo y resquebrajado ese muro hasta hace poco impenetrable que ocultaba los intereses de Estados Unidos. Julian Assange, el culpable de este cataclismo, el taciturno australiano de 39 años que dirige Wikileaks, corre peligro ahora. El imperio está tras sus pasos.
Por Karen Espejo
La República
“Para cambiar radicalmente el comportamiento de un régimen tenemos que pensar con claridad y audacia, porque si algo hemos aprendido es que los regímenes no quieren que los cambien. Tenemos que pensar más allá de lo que hicieron quienes nos han precedido y descubrir cambios tecnológicos que nos den valor para actuar de formas que nuestros antepasados no pudieron”.
Las palabras que Julian Assange escribió en su blog IQ.org, en diciembre del 2006, ya anunciaban sus demoledores pasos. Desde entonces este australiano de 39 años se ha dedicado a remecer los cimientos del poder político con una poderosa arma virtual: Wikileaks. Desde entonces, Assange es llamado por sus seguidores el “Robin Hood de la información” y “El último héroe del periodismo combativo”; para sus detractores es un traidor, un terrorista, una amenaza para la “paz” mundial, un bastardo que merece cadena perpetua. Estos calificativos son la consecuencia natural de una misión que Assange está cumpliendo a cabalidad: reventarles el hígado a los servicios de inteligencia.
Precisamente eso fue lo que hizo el domingo último este enemigo de las verdades oficiales al colgar en su página web 250 mil comunicaciones confidenciales del Departamento de Estado norteamericano y divulgarlas a los diarios más influyentes del mundo: The New York Times (EEUU), El País (España), Le Monde (Francia), The Guardian (Londres) y Der Spiegel (Alemania). En este “strip tease” diplomático quedó al descubierto el modo en que Estados Unidos usa a sus embajadores para espiar a funcionarios de la ONU, presidentes, candidatos políticos, jueces y fiscales. El objetivo es conocer desde sus ADN y huellas dactilares, hasta sus tarjetas de crédito, horarios, relaciones, decisiones y su salud mental.
El más buscado (y odiado)
A raíz de la filtración de documentos clasificados más grande de la historia, Assange se mantiene oculto en algún lugar del Reino Unido, bajo constantes amenazas de muerte. Estados Unidos presiona para que sea capturado a la brevedad. Aunque se le acusa de dos presuntas violaciones sexuales, en Washington hay quienes traman una reforma legal para encontrar un atajo jurídico que permita encarcelarlo por el caso Wikileaks. Las normas actuales de Estados Unidos solo permiten culpar al soldado Bradley Manning, quien extrajo la data de las redes clasificadas de EEUU en un CD de Lady Gaga, pero no a Julian Assange por recibirla y difundirla. Y es que, como explica Peter Kornbluh, analista de la agencia The National Security Archive, “lo que ha hecho Wikileaks no es muy diferente de lo que hubiera hecho The New York Times si tuviera una fuente como Bradley”. Frente a tamaño escándalo, la madre del australiano que ha ventilado los documentos secretos, Christine Assange, ha suplicado ante los medios que “no persigan y encarcelen” a su hijo. Cierto es que el Robin Hood de la información ya está acostumbrado a los hostigamientos. Hasta hace un tiempo Julian vivía con la sombra de 120 personas del Pentágono trabajando para impedir sus filtraciones, utilizaba nombres falsos para instalarse en hoteles, no dormía dos noches en un mismo lugar y cambiaba de celular como quien cambia de ropa. Ninguna medida parecía exagerada para el “hombre que ha contribuido a revelar más secretos oficiales que todos los medios del mundo juntos”, como él mismo se denomina. Menos ahora que algunas autoridades han deslizado su innoble deseo de verlo muerto.
Lo que trae el “Wikigate” Los polémicos cables revelan, entre otras cosas, la preocupación de EEUU por la presencia diplomática de Irán en Latinoamérica, la cual busca de uranio para fines nucleares; la posibilidad de que el arsenal nuclear paquistaní pueda ser usado por islamistas radicales para construir un arma atómica; y la decisión de Cuba de albergar a terroristas de ETA y las FARC. También destapan la presunta unión entre el primer ministro ruso, Vladimir Putin, y su homólogo italiano, Silvio Berlusconi, para lucrar con los contratos bilaterales de energía; y confirman los intentos de EEUU por aislar a Venezuela del resto de Latinoamérica. Sin embargo, lo que tal vez avergüence más a la jefa de la diplomacia norteamericana, Hillary Clinton, son los picantes comentarios que su equipo hace sobre las autoridades extranjeras. Desde las “tendencias a las fiestas salvajes del irresponsable y vanidoso” Berlusconi, pasando por el “autoritarismo y la impulsividad” del presidente francés Nicolas Sarkozy y los calificativos de “viejo blandengue” para el líder norcoreano Kim Jong-il, hasta llegar al “tumor en la nariz” que supuestamente padeció el mandatario boliviano Evo Morales.
Golpes contra un imperio
Esta gran fuga informativa parece trazar una gruesa línea entre lo que fueron y lo que serán las relaciones internacionales. En un foro abierto al público, el periodista Javier Moreno, director del emblemático El País, de España, opina que habrá una “inevitable erupción de tensiones entre Washington y algunos de sus aliados”. Para el internacionalista Farid Kahhat, en cambio, los cables no tienen la magnitud para quebrar relaciones, pero sí ponen en “vergüenza” a la potencia mundial ante sus países amigos. “Donde sí habrá un antes y un después será en la seguridad que se brinde a estas comunicaciones”, señala el especialista. No en vano Barack Obama dispuso la inmediata formación del Comité de Políticas Interagencias para Wikileaks, a fin de impedir chorreos de información similares. Aunque para el líder del diario El País Estados Unidos no solo ha visto disminuida su capacidad de recojo de datos, sino que tardará años en reconstruir su sistema sobre bases más seguras.
Globalización informativa
Otro aspecto interesante que ha desatado el “Wikigate”, según el analista Peter Kornbluh, es un “dramático ejemplo de globalización de la información en el siglo 21, al representar un nexo entre la vieja media –los periódicos– y la nueva media –el internet–”. La difusión de un cuarto de millón de documentos confidenciales en tiempo real a nivel global “ha provocado un daño al secreto diplomático, pero es una ganancia del poder ciudadano y de la democracia”, precisa. Según Marco Sifuentes, el único periodista peruano en brindar información a Wikileaks (los petroaudios), “existe un valor inédito en que los diarios más importantes del mundo accedan simultáneamente a la mayor filtración de la historia. Wikileaks maneja los datos en bruto y tiene modos de comprobar su veracidad, pero quizás no le corresponda definir qué contenidos son de interés público. Para ello recurre a los top periodísticos y ellos vienen salvaguardando las fuentes que pueden correr peligro y la información que pueda significar un riesgo en la seguridad de los países”. Hasta el cierre de esta edición, Assange continuaba escondido. Algunos líderes de opinión ya deslizaban la idea de que las autoridades norteamericanas conocen su ubicación exacta, pero no lo capturan por temor a la revelación de los cables secretos más explosivos de esta historia de confidencias. Para ello, según dicen, Julian ha colgado en Wikileaks el misterioso archivo “insurance.aes256”, que se liberaría ni bien se sienta atacado. Si en el 2006 el australiano afirmaba que apelando a las nuevas tecnologías se podía cambiar radicalmente el comportamiento de un régimen, cuatro años después se puede decir que está cumpliendo su palabra.
¿Qué oculta wikileaks?
• Según el periodista Ricardo Uceda, los cables difundidos por Wikileaks no han mostrado hasta el momento información extraordinaria, más allá de los picantes comentarios reservados que circulan en las embajadas. “Lo insólito aquí es que hay fuentes interesadas en dejar desnudos a los Estados Unidos. Creo que hay una maniobra de inteligencia cuyos orígenes aún desconocemos y que no me gustaría juzgar moralmente. En realidad, lo que hace EEUU no me parece muy distinto a lo que hacen las embajadas de otros países que, por lo general, entre otras cosas, son tapaderas para actividades de espionaje”.
• Por su parte, Thomas Blanton, director de The National Security Archive, asegura que los 250 mil documentos liberados no son más que “una fracción minúscula de los más de 20 millones de secretos que el gobierno de Estados Unidos genera cada día”. Aún así opinó que este destape pone en relieve el exceso brutal de información clasificada del gobierno norteamericano, “pero me temo que el nuevo Congreso usará a Wikileaks para deshacer algunos de los logros en transparencia y acceso a la información de la administración Obama”.
Otras revelaciones
• Julio del 2010. Wikileaks filtró 92 mil documentos sobre la guerra de Afganistán, a través de los diarios The Guardian, The New York Times y Der Spiegel. Se desvela el asesinato de víctimas civiles por soldados norteamericanos, y conexiones entre la inteligencia pakistaní y los talibanes insurgentes.
• Abril del 2010. La web de Assange difunde un video que refleja la matanza de 12 civiles en Bagdad. Entre ellos, dos niños. Además, un helicóptero Apache dispara a un fotógrafo de Reuters y a otros transeúntes de la zona.
• Octubre del 2009. Wikileaks da a conocer un listado con los nombres, apellidos, direcciones y teléfonos de miles de personas pertenecientes al Partido Nacional Británico, de corte racista.
• Noviembre del 2008. La red de los secretos filtra un documento silenciado hasta la fecha en el que la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia denuncia la ejecución extrajudicial de 500 jóvenes opositores al régimen.
Reacciones
“La filtración de Wikileaks es un ataque a las alianzas y negociaciones que hay en marcha para buscar la paz y la seguridad mundial”.
Hillary Clinton,
secretaria de Estado de EEUU
“Creo que Assange debería ser asesinado. Creo que Obama debería usar un ‘drone’ (avión no tripulado) o algo parecido”.
Tom Flanagan, asesor del primer ministro canadiense, Stephen Harper
“La publicación de estos documentos impone preguntas sobre la incompetente gestión de Obama. ¿Por qué no se persigue a Assange con la misma urgencia que a Al Qaeda?".
Sarah Palin, ex candidata a
la vicepresidencia de EEUU
“La divulgación de los documentos es peor que un ataque físico y un ataque militar. Deben investigar si se suma a Wikileaks en la lista de organizaciones terroristas”.
Peter King, senador republicano
por Nueva York.
“Wikileaks ha puesto al imperio al desnudo. Lo menos que debería hacer la señora (Hillary Clinton) es renunciar”.
Hugo Chávez,
presidente de Venezuela
“Es sabido que EEUU tiene unos intereses en el mundo. No es nada nuevo. Pero es un papelón diplomático que se dejen chuponear”.
Alan García,
presidente del Perú
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