La elección de esta selva como maravilla del mundo servirá para potenciar el turismo. Debería impulsar al Estado a apoyar su protección.
Los peruanos lo sabíamos. La Amazonía y su gran riqueza son una maravilla. Lo acaba de confirmar el concurso mundial organizado por la fundación New 7 Wonders, pero ya conocíamos de su gran importancia pues nuestra vida nacional está marcada, al igual que por los Andes y el fructífero mar de Grau, por ese inmenso océano verde con vida tan intensa y variada en cada centímetro de su territorio.
ATARDECER EN LA AMAZONÍA
ATARDECER EN LA AMAZONÍA
Orgullo y preocupación despierta la mención del Amazonas hoy. Lo primero por la importancia que tiene para el planeta esos 782.880,55 km2 que están en nuestro país, con su gran biodiversidad y su exuberante vegetación, con sus especies de plantas aún sin clasificar, sus grupos de aves y anfibios por miles y sus insectos de todo tipo que se cuentan por millones.
Preocupación por los problemas que se acumulan sin remedio. Los principales de ellos: los saqueadores de todo tipo, aquellos que llenan sus bolsillos con la deforestación de los bosques y la explotación de los recursos vegetales y animales; las multinacionales que extraen las riquezas y desequilibran el orden natural; las migraciones distantes a las culturas y comunidades vivas en este inmenso verdor, y principalmente los Estados que callan esa realidad. “En la Amazonía hay una tala ilegal de árboles de caoba y un tráfico de madera desplazada a Colombia”, comenta Carlos Canales, de Canatur. La República.
La clave
tesoro. La Amazonía siempre despertó muchas interrogantes entre los pueblos andinos y los españoles. Estos últimos creían que encontrarían allí El Dorado, una ciudad bañada en oro.
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