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Carlos Villacorta Valles
Deforestación y bosques vacíos
La deforestación que crece cada año en la Amazonía está causando mucho daño a los pueblos originarios y la selva misma del entorno de aquellos vacíos que genera la deforestación depredadora.
Lo que quiero decir es que, no sólo queda vacío el lugar depredado, sino la selva cercana no deforestada, y quien sabe más lejos aún; aparentemente está llena de forestación, pero, en su interior no tiene otro tipo de vida, ni de animales, menos de nativos. Los científicos ambientalistas lo llaman ahora “El síndrome de los bosques vacíos”.
Bosque vacío significa entonces la incapacidad de esa selva para cumplir con sus funciones de mantener el equilibrio del ecosistema por carecer por ejemplo de animales que propaguen las semillas que contienen los frutos que caen de los árboles. Estos árboles jamás van a poder reproducirse.
La deforestación depredadora no sólo altera el equilibrio de los bosques alejando a los nativos de sus territorios, sino también a toda especie viva fundamental para mantener la armonía ecológica.
La enferma codicia está enfermando nuestra Amazonía no sólo de extinción, sino la está vaciando en todo sentido, haciéndola también más susceptible al cambio climático.
La caoba prácticamente no existe, el paiche está en la misma situación por poner dos ejemplos emblemáticos.
Aquí hay directos responsables: el Estado bajo la tutela de los gobiernos de turno que sólo promueven el beneficio económico elitista, monopolista extranjero, sin tomar en cuenta a los nativos y por último ni a todos los peruanos. Pero hipócritamente hablan del “desarrollo de la Amazonía” y se dedican a desprestigiar a los defensores del medio ambiente y los derechos de los nativos.
Por eso las palabras de Juan Cuquerella Director Nacional de fe y alegría a favor del ecologista Paul Mc. Auley nos parecen justas:
“Fe y Alegría del Perú ha tenido la suerte de contar durante diez años con el Hno. Paul Mc Auley como director del colegio Fe y Alegría Nº43 del Zapallal, en el cono norte de Lima. El creó, dinamizó y puso en marcha una comunidad educadora que sin duda alguna ha hecho posible que cientos de niños, niñas y jóvenes sean hoy protagonistas que aportan con mejores posibilidades y conocimientos en la construcción de ese Perú mejor que todos deseamos.
Por eso la decisión del gobierno de expulsar al Hno. Paul del país no solo nos parece mezquina por no reconocer la importante parte que él ha tenido en este crecimiento. También nos parece una decisión injusta que nos lleva a pensar, sobre todo por las razones aducidas, que quienes la toman se alinean en la larga fila de los que creen que la educación consiste en domesticar a las personas y no en liberarlas”.
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