Presentación del libro
Orillas de la educación como árboles caoba
De Carlos Villacorta Valles
¡Alahua la selva! ¡Alaoita los
maestros! ¿Cuándo seremos escuchados?
Ponente:
Carlos Villacorta Valles
Estimados
amigos, poetas y escritores asistentes a esta magna Asamblea de la Palabra: I Encuentro
Internacional de Poetas y Escritores ciudad de Huacho “Raúl Gálvez Cuéllar”,
reciban mi más caluroso saludo y abrazo poético.
Vengo
desde Moyobamba – Región San Martín: la Amazonía peruana. Hoy “Maravilla Natural
del Mundo” a presentarles mi libro ORILLAS DE LA EDUCACIÓN COMO ÁRBOLES CAOBA.
Este libro es ensayo pedagógico que, alejándose de toda rigurosidad académica
clásica de un ensayo, está escrito en prosa poética y narración de un
acontecimiento novelesco, cuyo protagonista principal o personaje, es un
profesor que responde al nombre de JUSTINIANO, quién con el espíritu y
pensamiento freiriano, lleva a cabo una propuesta pedagógica liberadora y
transformadora en su escuela y su comunidad selvática de Chazuta-Tarapoto.
Este ensayo abriga dos
objetivos centrales: el primero es apagar el silencio, que quema, araña y
orilla nuestra selva peruana de los principales aspectos de la vida cultural,
literaria y principalmente educativa. La selva peruana está casi ausente de la
vida nacional. El segundo objetivo es insistir en la diversidad cultural y
educativa contra la cultura y educación homogeneizante que se practica en el
Perú, pese al mandato teórico de la diversificación. Existe una vasta
bibliografía sobre educación, enjundiosos estudios críticos, analíticos y
teóricos, pero, de manera homogeneizante; la multiculturalidad está también
orillada de manera práctica.
Pretendo entonces,
dentro del paradigma pluralista de la filosofía
antisimilacionista del pluralismo cultural, insistir en la
multiculturalidad e interculturalidad, frente a la
uniformización cultural en tiempos de globalización. Y, considerando a
la educación como uno de los ejes fundamentales para el desarrollo integral de
una nación, plantear a partir de una experiencia local, rural, el desarrollo de
una nueva política educativa nacional que lleve a la práctica la
diversificación. La selva es el escenario pedagógico preciso para ello, porque
estamos vinculados entre nuestros mitos y costumbres, nuestras etnias y cultura
ancestral con el laboratorio biológico que es la selva. Puede ser la mejor
apuesta de futuro, y las municipalidades pueden jugar un rol importantísimo
como democracia local y su relación directa con la comunidad.
Para llamar la
atención, hacer agradable y menos agotadora su lectura, este ensayo, reitero,
está escrito intimando poesía y narración. También se emplea un centenar de
palabras con la manera típica de decir las cosa del selvático nato, ese
lenguaje regionalista mezcla de español
y quechuismo que le dan una gracia singular pícara y vivaracha que
lamentablemente se están perdiendo, cuyo significado se dan al final del
ensayo.
Una muestra de la
poesía y la narración, lo digo así:
El hombre que vive y
convive en la Amazonía armónicamente con la naturaleza y sus trinos tiernos de
orquídeas y aguajes, tapires, tigrillos y guacamayos, abriga sueños y utopías
con toda la intensidad de su cálido terruño. La selva es intensa, no sólo se
sueña más, sino que se confirma que la utopía es posible y conseguible. Nada se
puede comparar con la música que crea y endulza en nuestro mundo interior. Todo
aquel que va, regresa convencido que la selva es un lecho de sueños y
esperanzas y dirá orgulloso, estuve en la selva donde los sueños se escuchan.
El chuncho de hoy ya no es el
chuncho de ayer. Está sipi sipi para
el progreso. La selva es cultura y no un ente fosilizado; es un sistema verde
en evolución, intercambio, diálogo y mestizaje permanente; además de orden y
armonía tiene imagen y sonido, es animación permanente. La selva es un macetero
encendido.
(…)
A las 6 en punto de la
mañana, el maestro Justiniano abre las puertas de su casa al sol en el distrito
de Chazuta. Sale y recibe con profundos suspiros el verdor selvático y el airecillo
aromático de sus bosques y frutales. El rumor inmenso del impetuoso y musical
río Huallaga le hace sentir una libertad auténtica, circulando por su mente
profundas reflexiones de emplear ese maravilloso material para forjar una
propuesta educativa de conservación y desarrollo de su pueblo, y no puede dejar
de sentir también la angustia de comprobar cómo los árboles de buena madera
como la caoba y las plantas medicinales se encuentran cada vez más lejos, casi
como extraños ya a sus moradores, se orillan cada vez más.
(…)
Justiniano, es uno de
los maestros inquietos e innovadores de la escuela chazutina, construida a
orillas de la Plaza principal, acuartelada de gruesas paredes de concreto como
cercos que la rodean, en cuyo interior, al decir del maestro Justiniano, los
alumnos estudian en aulajaulas, todas las materias, menos la selva, casi
olvidados por completo del árbol vida, el bosque puro, la arcilla-tierra
artística, el idioma nativo, su cultura y folclor y los senos prodigiosos de la
Cordillera Nor Oriental de los Andes que en su
proyección desciende como un remanso y abre la Amazonía en Selva baja y
Selva Alta.
El maestro Justiniano,
perfumado con el aroma de una pedagogía transformadora, llevaba a la práctica
acciones que, según él, se encontraban en las orillas de la educación. Su
Proyecto de Transformación Educativa
presentado en la Dirección y luego
fundamentado en la Asamblea de Profesores, fue dado el visto bueno y el
compromiso de la mayoría de participar en las mismas, antes de su aprobación
definitiva.
(…)
El Plan promovía la
salida al campo de todo el colegio tres veces al mes. Una Clase en el Bosque,
era el título de la actividad. De acuerdo con lo programado, tenían que ir al
bosque inexplorado, en todo caso al río, al cerro, a la mina, a la maderera, a
la cocha, al aguajal, a buscar frutas silvestres, a la etnia más cercana, a la
chacra de alguno de los alumnos, en fin al lugar escogido para ese día. En el
mismo lugar de los hechos y, facilitados por sus profesores, los alumnos deben
sugerir lo que desean saber, ayudar a desarrollar el tema, utilizando sus
conocimientos adquiridos hasta ese momento bajo cualquier circunstancia, ya sea
con sus profesores anteriores, en los libros, con sus padres, en la calle o en
las andanzas con sus amigos.
(…)
Una educación con toda
la fuerza de su conciencia cósmica que nos convenza que el ser natural es
superior al ser humano. Es decir, el “mundo salvaje de la selva”, es superior
al “mundo civilizado” de la sociedad, y que es éste, el gran provocador de las
grandes tempestades y desastres naturales con su insensatez e incapacidad de
vivir en armonía hasta consigo mismo.
Mientras los pueblos
se van quedando calvos de árboles, la nueva propuesta pedagógica de aplicación
que empezaba a forjar el maestro Justiniano, hacía pensar y reflexionar a los
chicos y a sus profesores en esta primera clase en el bosque.
(…)
Al aplauso de los
niños, el viento los regresaban cánticos emotivos como bramidos de flores, y
los pajarillos intentando una sonrisa participaban en la mágica fiesta
pedagógica.
Todos
los documentos educativos oficiales y no oficiales, libros y tratados actuales
hablan y proclaman que la educación debe estar centrada en los niños, en el
alumno, pero que curiosidad y hasta patético, a la hora de la hora sólo se
piensa y prioriza el presupuesto. Es decir, en la práctica, tenemos una
educación centrada en el presupuesto.
(…)
Don Goyo, como todos
los domingos, escuchaba misa con toda su familia y como siempre se sentaba en
primera fila de la iglesia tarapotina. Su estandarte de hombre próspero y
emprendedor brillaba en todo el ambiente para mayor gloria de Dios; se
arrodillaba solemne, hacía calmo la señal de la cruz y rezaba el Padre Nuestro
con unción de buen parroquiano.
(…)
Entre copa y copa y un
suculento almuerzo regionalista, don Goyo le confesó que le tenía unas ganas al
maestrito Justiniano que en un solo mes de su programa radial le estaba
recortando sus ganancias e indisponiendo ante la gente “Y no es sólo a mí ah…” enfatizó.
(…)
-por culpa de ese
maestrito Justiniano te enumero lo que tengo que hacer:
- Árbol
que corto debo sembrar otro.
- Mi
ganado debo llevarlo más lejos.
- Debo
ayudar la edición de los trabajos intelectuales de los escritores
regionalistas y mejor si son alumnos.
- Debo
construir biohuertos en las escuelas.
- Que
debo comprar libros para la biblioteca comunal.
- Que
debo apoyar en la construcción de la Casa de la Cultura.
- Y
últimamente nos ha salido que hay que pagar un bono de solidaridad para el
desarrollo regional.
(…)
En un lugar descampado
lejos de Chazuta, el maestro Justiniano, completamente vendado, era golpeado
brutalmente y directamente en los pulmones (…)
A fines de diciembre
de ese mismo fatídico año, Charito conversaba con su papá.
-Todo fue tan rápido,
no alcanzo a comprender, por qué de pronto el maestro Justiniano se murió de
tuberculosis, ¿tú crees papá que era culpable de lo que le acusaban? -Preguntó
Charito.
El padre miró con curiosidad a su hija, miles de
pensamientos circulaban por su mente; suspira triste, luego se pone serio, va a
lo más hondo de su ser y responde. -¡No hija! ¡No lo es!
(…)
Hace 13 años este
proyecto se paralizó, para que no vuelva a ocurrir lo mismo, todos y cada uno
de nosotros, por supuesto según nuestras particularidades, debemos estar
preparados y tener capacidad de responsabilizarnos de su continuidad, de tal
manera que, para que vuelva a paralizarse nos tienen que asesinar a todos.
Hoy día iniciamos
entonces, la construcción de una educación mejor en perspectiva de una sociedad
también mejor, teniendo siempre presente que un buen educador las cosas
difíciles los hace fáciles; que un buen educador también aprende de su alumno y
de su pueblo y, agrego el proverbio chino que dice: “el maestro que no hace que
su alumno lo supere, no es bueno ni el maestro ni el alumno”.
Y, así, mientras los
maestros sacuden sus viejas y nuevas ideas; afuera, en el esplendoroso y
mirífico bosque, los árboles tronaban sus raíces y se entrelazaban en un abrazo
jubiloso; la esperanza para ellos volvía a florecer, las orillas de la
educación, ebrias de vida y contento han de producir los frutos más dulces que
a los niños y jóvenes ha de alimentar para conquistar la felicidad, la paz y
una sociedad mejor. Las orillas de la educación a pesar de la sangre
martirizada, volvían a sonreír como un coro verde de esperanzas.
Como puede notarse, el
libro está escrito en 3 partes, la
primera que habla sobre la situación de la educación en el Perú. La segunda, con ejemplos se pone en
práctica la propuesta pedagógica transformadora y la tercera parte, después que el maestro Justiniano es asesinado por
los grupos de poder, Charito, una de sus alumnas, regresa como profesora a
continuar lo que su maestro se propuso y que ella muy bien lo captó. Así es el devenir, se
produce al margen de nuestra voluntad, ésta sigue su curso y tiene que seguir
hasta constituirse en una sociedad mejor y, contribuir en tal tarea histórica
está en nuestras manos, poetas y escritores.
El presente ensayo
pedagógico, también nos lleva a plantearnos que todos educamos y nos educamos,
que la verdadera enseñanza está principalmente en el patio y en la calle como
en la sala de clase. Que enseñamos como dice Makarenko, con la actitud, el
gesto y la palabra.
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