viernes, 26 de diciembre de 2008

educacion

ESCUELA RURAL DE LA SELVA EN MANOS DE ESTADOUNIDENSES Mi escuela y sus lecciones Miles de alumnos mejoran su aprendizaje a través del programa Aprendes, una propuesta que brinda apoyo material a escuelas rurales del país, capacita a los maestros e involucra a los padres en la enseñanza de sus hijos. Uno de estos colegios en la provincia de Bellavista, región San Martín, y comprobó sus avances. Por Raúl Mendoza

“Bienvenidos”, dice una pancarta en la puerta de la Institución Educativa 0164 Micaela Bastidas, en la comunidad de Ñejazapa. La alcaldesa escolar Fanny Muñoz Guevara y dos niñas más nos reciben sonrientes. Es una mañana soleada, calurosa, y los escolares están a punto de realizar el Día de Logros o la exposición de todo lo aprendido durante el año escolar. Hay ambiente festivo en el caserío. Todos –los alumnos, los padres y la única maestra– han colaborado en la organización de la actividad. Estamos a unos quince kilómetros de Bellavista, la capital de la provincia, pero pareciera que estamos alejados de todo. Hasta aquí se llega por una pista abierta en medio de la espesura amazónica y no hay luz, ni televisión, ni señal para los celulares. Cuando entramos al aula, un cartel pegado en la pared nos llama la atención: “Con lluvia o sin lluvia yo voy a la escuela”. Como se sabe, por aquí los aguaceros abundan. El primero en salir al frente para demostrar sus conocimientos es Manuel, un alumno de cuarto grado que expone sobre fracciones. Dobla una hoja de papel en cuatro, pinta tres de los cuadrados que se forman y dice: “Aquí tenemos una fracción que puede expresarse como tres cuartos”. Luego, escribiendo en la pizarra, continúa con otras fracciones más, incluso algunas que le dictan los padres de familia parados al fondo del salón. Un aplauso de sus compañeros cierra su presentación. Cuando ha terminado, sale una alumna de segundo grado que hace una explicación sobre las rimas. “Con excelente olfato, puedes ganarle al…” vemos escrito en un papelote. Ella busca en una lista de palabras y encuentra la que rima: gato. Luego completa otras oraciones con otras rimas. Siguen otros alumnos. Incluso don Samuel, presidente de la APAFA, sale a la pizarra a demostrar lo que son el sujeto y el predicado. El cambio va en serio en esta escuela: dos niños de primer grado, Lucía y Liner, los dos de seis años, se paran delante y cogen unos afiches con fotos de animales. La profesora les pide escribir una oración sobre ellos en la pizarra. Escriben sin demorarse mucho: “la llama tiene cola pequeña” y “el pájaro vuela”. Después, les dan un texto que no conocían y leen sin tropiezos. Ojo, antes los chicos de escuelas rurales aprendían a leer y escribir en segundo o tercer grado. Estos dos niños llegaron al colegio este año. Escuela activa Hace cuatro años que este colegio con un solo salón de clase y una sola profesora –Obdulia Aliaga– para todos los grados es parte del proyecto Aprendes. Se trata de un programa impulsado por miembros de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en escuelas rurales para elevar el nivel de aprendizaje. Aquí, y en más de 350 escuelas de San Martín y Ucayali, los materiales que se usan en clase –libros, cartillas, biblioteca, lápices y hasta mobiliario– los ponen ellos. La profesora Obdulia explica que no solo se trata de la parte material sino que el cambio también tiene que ver con el trabajo en el aula, con la participación de los padres y la capacitación a los maestros. “Ahora los padres no tienen que preocuparse por comprar cuadernos o lápices, todo eso está cubierto. Pero, eso sí, tienen que acompañar por lo menos una vez a la semana el aprendizaje”, cuenta. “¿Cómo es que ahora aprenden a leer y escribir en primer grado?”, le preguntamos. Ella explica: “Todos los niños empiezan escribiendo su nombre, recortando las letras y reconociéndolas. Luego, como trabajan en grupo, también empiezan a reconocer las letras de los nombres de otros alumnos. Luego empiezan a formar otras palabras y así van aprendiendo a leer y escribir al mismo tiempo”. Hay otros recursos para que todos aprendan según sus grados: 1) El estudio se realiza en grupos, cada uno con un coordinador. Esto permite aprender a unos de otros y que los más avanzados enseñen a los que menos saben. 2) El uso de guías de aprendizaje hace del maestro un facilitador de conocimientos y no una autoridad del aula que impida la discusión de lo que enseña. De este modo los niños participan más y pierden la timidez.

3) Los maestros son capacitados en talleres y en reuniones de intercambio de experiencias con sus colegas.

4) Los padres, además de participar un día a la semana en la escuela, tienen que aprender con sus hijos. No podemos olvidarnos de “la bodeguita del salón”, donde al comprar o traer productos se aprende a sumar, restar, multiplicar; tampoco de “la taleguita viajera” llevada a casa de cada uno de los alumnos con libros para que sus padres lean uno y se animen a contar un cuento, una anécdota, alguna experiencia que luego será leída en el aula. Una madre de familia, Medrit Sangama, recuerda: “Antes los niños eran más callados, pero ahora todos son más despiertos, más habladores”. Alberto Ruiz, facilitador del proyecto, comenta: “Este programa, que ha demostrado sus avances, se puede replicar en muchas de las zonas rurales del país donde no está presente”. En tanto, Tuler Sangama, autoridad de Ñejazapa, le pide al Ministerio de Educación que el aula edificada con barro y caña sea de material noble. Esta mañana las treinta familias del caserío están reunidas en la escuela. Es el Día de Logros. La alcaldesa escolar Fanny Muñoz Guevara les da las gracias a los visitantes que han llegado a ver sus avances. Algo valioso está consiguiendo este programa: cerrar un poco la brecha –todavía existente– que hay entre los colegios rurales y los urbanos. Ese es un objetivo justo y democrático. Cifras 16,577 niños y niñas de educación primaria son parte del programa Aprendes y se benefician con los logros alcanzados desde el 2004. 364 comunidades y sus escuelas pertenecen al proyecto en 11 provincias de las regiones San Martín y Ucayali. 811 maestros de zonas rurales se están capacitando en talleres desde hace cuatro años y también mediante el intercambio de experiencias con otros profesores. El proyecto El proyecto Innovaciones en Descentralización y Escuelas Activas (Aprendes) busca “brindar una educación básica de calidad en áreas geográficas seleccionadas” (zonas rurales) y es impulsado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en colaboración con el Ministerio de Educación. El programa plantea el uso de metodologías activas que faciliten el trabajo del maestro y motiven la participación, el trabajo en equipo y la autonomía de niños y niñas de nivel primario. Aprendes promueve también la participación de los padres y la comunidad en las actividades de la escuela. ¿De qué forma? Los padres se organizan en Consejos Educativos Institucionales (CONEI) y los alumnos en municipios escolares, con lo que pueden aportar a los contenidos educativos que reciben al tiempo que aprenden valores democráticos.

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