No estamos en contra de la
religiosidad que pueda tener alguna gente, pero, sus jefes religiosos desde que
nació como sistema la religión, va de aberración en aberración: desde las
cruzadas sangrientas por acumular riquezas, hasta los desórdenes sexuales.
INDUDABLEMENTE LOS “VALORES” DE LA IGLESÍA SON INCALCULABLES, SE CONCENTRAN EN
EL VATICANO:
CIUDAD DEL VATICANO (Reuters) -
Magistrados del Vaticano acusaron formalmente el sábado al mayordomo del papa
Benedicto XVI por posesión ilegal de documentos secretos.
Paolo Gabriele es sospechoso de
filtrar documentos de alta sensibilidad, algunos con acusaciones de nepotismo y
corrupción en contratos del Vaticano, en un escándalo que ha llegado a ser
conocido como "Vatileaks".
Un comunicado se refiere a
Gabriele, de 46 años, que hasta su arresto el miércoles por la noche servía las
comidas del Papa y le ayudaba a vestirse, como "el acusado".
El escándalo está vinculado con
la filtración de una serie de documentos a los medios italianos en enero y
febrero, incluidas cartas personales al papa.
Algunos documentos están
vinculados con acusaciones de corrupción, malversación de fondos y de nepotismo
en el Vaticano además de sobre un desacuerdo interno por la gestión del banco
de la Santa Sede.
Comentaristas en los diarios
italianos dijeron que dudaban de que Gabriele hubiera actuado solo y algunos
especularon que puede ser un peón dentro de una lucha más grande por el poder
interno.
"Nunca la sensación de
desorientación en la iglesia Católica alcanzó estos niveles", dijo el
historiador de la iglesia Alberto Melloni en el diario italiano Corriere della
Sera. "Pero ahora hay algo más, una sensación de desorden sistémico".
Entre los documentos filtrados
figuran cartas escritas por un arzobispo que fue trasladado a Washington
después de denuncias sobre una red de corrupción, un informe que manchó la
imagen de varios cardenales y documentos que señalaban conflictos internos en
lo que respecta al Banco Vaticano.
En enero, una investigación de la
televisión italiana mostró cartas privadas al Secretario de Estado, el cardenal
Tarcisio Bertone, y a Benedicto XVI enviadas por el arzobispo Carlo Maria
Vigano, el ex vicegobernador de la Ciudad del Vaticano y actual embajador de la
Santa Sede en Washington.
Las cartas mostraron que Vigano
fue transferido tras denunciar lo que dijo que era una red de corrupción y
nepotismo vinculado a la concesión de contratos a empresas italianas con
precios inflados.
Bertone respondió sacándolo del
puesto tres años antes del fin de su mandato y enviándolo a Estados Unidos.
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