viernes, 3 de abril de 2009

DIALÉCTICA Y AUTOMATISMO MENTAL UNA LUCHA PERMANENTE

Por Carlos Villacorta V. Forjando la educación transformadora S.- Imposición de la concepción idealista del mundo. TRANSFORMAR NUESTRA CONCEPCION SUBJETIVA Y TRADICIONAL DEL MUNDO, EN UNA CONCEPCIÓN CIENTÍFICA, DIALÉCTICA. Una de las mejores formas de superar el automatismo mental, es haciendo el sacrificio de desarrollar la nueva concepción científica del mundo y las cosas en mi conciencia. Eso me llena de vitalidad, optimismo y esperanza, creer y tener la voluntad firme que puedo apoyar y ser protagonista del cambio social estructural y, si creo que de mí depende, mejor todavía. Pero, ¿En que consiste la concepción científica del mundo y las cosas? Nuestra actual concepción ingenua nos permite sólo trabajar por el pan, es decir la búsqueda de una mejor economía particular. (Con honrosas excepciones por cierto. Espero que seas Tú). Si puedo conseguir algún puestecito por ahí, mucho mejor. Si alguien se murió no me importa, si es un amigo o compañero de trabajo lo lamento. Si no puedo conseguir o consigo poco, es porque “así lo dispuso dios”, “Dios sabe lo que hace”. Frente a las injusticias, los abusos, etc. Digo: “Mientras no se metan conmigo…” Si mis compañeros luchan, se sacrifican, entregan su libertad, sudor, sangre y hasta su vida, lo único que se me ocurre es decir que “Ellos lo hacen porque quieren” o “lo hacen por algún interés” o en el mejor de los casos digo “en algo les apoyaré” como si fuera trabajador de otra rama laboral o sector diferente. Esta concepción idealista, subjetivo-mítico-fatalista, individualista y egoísta debo desterrar de mi mente. No nos hace nada bien. Mucho de mal. La nueva concepción es totalmente lo opuesto a la anterior. Es científica, objetiva y dialéctica. No sólo nos ayuda a ser mejores particularmente, sino junto a los demás. Nos permite entablar las tres luchas juntas: Económica, política e ideológica, porque es así como se desenvuelve la vida. Esa es nuestra realidad, de la que nos alejan constantemente. Para que la lucha económica sea eficaz, no tiene que estar al margen de la lucha política y la lucha ideológica. El que es capaz de luchar en estos tres terrenos, va a brindar una mejor educación, dirigirá mejor una institución, una organización cualesquiera que sea. Por otro lado, la concepción científica, ha comprobado fehacientemente que, todo lo que hago y pienso, es reflejo de las relaciones de producción, es decir de las condiciones materiales donde vivo y, en una sociedad de conflictos sociales, el que tiene el poder económico, va a tener el control político e ideológico, pese que al final lo económico siempre se subordina a lo político. A diario lo comprobamos. Por esta razón, la primera lucha es contra uno mismo, contra nuestras idealistas concepciones y, forjar la nueva concepción es tarea primordial de un verdadero maestro. La filosofía dialéctica es la que nos brinda con mayor rigurosidad científica esta capacidad. Los “modernos” y “actualizados”, nos dirán que el pensamiento Dialéctico es cosa del pasado, ha caído en desuso, con la caída del “Muro de Berlín”. “Ya pasó de moda”. Les decimos, nosotros no actuamos de acuerdo a la moda, no utilizamos un método porque esté de moda. Nuestra práctica es mucho más profunda, empleamos y recomendamos el uso de tal o cual método por su calidad científica y su capacidad interpretativa-filosófica-transformadora de la vida, el mundo, la naturaleza y la sociedad. Es lógico que los que tienen el control económico glorifiquen el idealismo porque conviene a sus intereses. Una de las constataciones básicas de la filosofía dialéctica, es que jamás perderá su vigencia, porque es científica. Precisamente lo fundamental de su señalamiento que, la conciencia es producto del estado superior del desenvolvimiento de la materia, se comprueba diariamente en la práctica. Que, la conciencia sea un producto fundamental de la materia organizada, se comprueba en el sufrimiento de los hombres, sus luchas diarias por mejores condiciones de vida y trabajo y, ante todo su voluntad de transformación; porque, el mundo material que percibimos y al cual todos nosotros pertenecemos, es el único mundo real. Las ideas nacen de esa fuente. “El Mundo de las ideas no es más que el mundo material transpuesto y traducido en el cerebro humano” nos señala categóricamente la dialéctica, al mismo tiempo que “no es la conciencia de los hombres la que determina su manera de ser, sino su manera de ser social (su existencia material) es la que determina su conciencia.” Esta nueva forma de entender e interpretar el mundo y la conciencia de los hombres y la sociedad, es indudablemente que nos llena de optimismo y esperanza para transformar el mundo y nos vuelve protagonistas en los hechos, porque es objetiva y real. Esto es lo que se pretende frenar al negarnos el acercamiento al pensamiento y filosofía Dialéctica. Pretenden que sigamos siendo fatalistas, supersticiosos, pusilánimes y unos “esclavos felices”. Y, es lo que tenemos que combatir y superar, por el bien de la humanidad y de los que más sufren.

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