sábado, 1 de agosto de 2009
EDUCACIÓN Y REALIDAD ¿Qué pasa en las escuelas?
Todos los niños casi sin excepción, aprenden y hablan el idioma oficial de su país, sin la presión de una nota, desde el año de edad empiezan a articularlo. Si viven en el seno de una familia políglota, si lo utilizan todos los días, los niños también llegan a aprenderlos.
Sin mucha ayuda, aprenden también a cantar, bailar y a usar su memoria, inclusive adquieren opinión de las cosas, tan sólo con haberlas vivido, escuchado o mirado; resuelven problemas sencillos, hacen preguntas sorprendentes, exigen la lectura de cuentos. Los papás muy contentos dicen “¿Qué inteligente es mi hijito(a)?”.
Los primeros años, casi no los ponemos límites, les estimulamos, les hacemos practicar y dejamos que hagan lo que más les gusta. El contexto, como un poderoso educador, se encarga de enseñarles y guiarles sabiamente, con preguntas y acciones de todo tipo. Los padres, sabiamente también van cerniéndoles lo mejor y positivo.
¿Qué pasa cuando llegan a la escuela? ¿Por qué la escuela no sigue ese ritmo de aprendizaje? Con sorpresa vemos cómo se frena ese desarrollo. Pocos son los que llegan a superar los límites y rigidez que impone la escuela, la mayoría se adapta y pierde la motivación primigenia. Llega la crisis de la educación.
Algunos ensayan respuestas a estos males como el de “el método pedagógico”, “No tiene método” dicen. Actualmente se está responsabilizando a los maestros de esta crisis; se los evalúa, se los capacita, se cambia sus leyes y finalmente se los amenaza con la “selección natural”, “El más capaz se queda”.
¿Por qué no se enriquece el método de aprendizaje de los primeros 5 años de vida del niño? Otra vez, en este análisis, se vuelve a chocar contra el muro capitalista, de la educación capitalista. La escuela se encarga de separar al niño de su realidad, se encarga de enseñarles sacos pesados de conocimientos para memorizarlos al margen de sus inquietudes y características y, a los maestros, se les impone sacos pesados de documentos administrativos, ambos seres humanos pasando 6 horas irrelevantes en la escuela.
Casi toda la niñez y la juventud en la escuela aprendiendo “habilidades” y actividades sin ninguna utilidad práctica que nos olvidamos con el tiempo. Hasta ahora me pregunto ¿Por qué aprendí conjuntos? ¿Raíz cuadrada?, fechas, nombres de héroes y normas de comportamiento que ni las mismas autoridades los cumplen.
Lo que mis primeros 5 años me dieron, la escuela me los quitó.
No me quedé en el silencio cómplice, los critiqué, los sigo criticando y ahora estoy en la cruzada de la forja de la educación transformadora en perspectiva de la Sociedad Superior, siempre elevando mi nivel cultural, leyendo, enseñando y aprendiendo con metas prácticas. Y, es lo que pido que hagan los maestros. Por el bien de la humanidad.
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