“García es el nuevo Caín”
(1) Mario Bertolini (2) Cuidado, dice el religioso, ningún ejército los hará retroceder. (3) Barranquita defiende su territorio de la voracidad empresarial.
El párroco del caserío de Barranquita (San Martín), Mario Bertolini, sindicado como uno de los líderes del bloqueo de la carretera Tarapoto-Yurimaguas, denuncia la incomprensión del gobierno hacia la cultura indígena.
¿De qué forma usted apoya a la movilización indígena?
-Soy un sacerdote, pero un sacerdote no sólo es la parte espiritual. Decir ‘alaben a Dios’, oren a Dios, aleluya por aquí, aleluya por acá. La gloria de Dios es la persona humana. Por eso, no puede haber una verdadera evangelización, si no está acompañada de una verdadera población humana.
-¿Usted lidera el bloqueo de la carretera Tarapoto-Yurimaguas?
-No es tan apropiado decir liderar. Yo estoy acompañando como sacerdote a mis hermanos indígenas y campesinos. Si ellos han tenido confianza en mí y me han confiado desempeñar una tarea representativa, yo, esa confianza, no la podía defraudar. Por eso, estaré donde esté la protesta.
-¿Cuál debería ser la solución de esta huelga amazónica?
-El paro amazónico, en su esencia, es un problema social, no es político. La amazonía, desde el inicio, siempre, ha sido considerada por los criollos de Lima como un almacén donde, cuando hay necesidad, uno mete la mano para hacer cualquier cosa. Para destruir, para llevar. No hay otra solución posible que atender los justos reclamos de nuestros hermanos indígenas y campesinos. Sean campesinos o indígenas, han sido ignorados por el gobierno. No sólo no se les reconocía sus derechos sino que se les desconocía su existencia.
-¿Cómo perciben los nativos el trato que les da el gobierno central?
-Los decretos legislativos cuya derogación exigen nuestros indígenas y campesinos, no son sino la prueba evidente de este desconocimiento. Y lo que es mucho más grave es el desprecio que hay hacia los indígenas y campesinos amazónicos por parte de los que están en el gobierno. El hecho de que el señor presidente, en su célebre artículo El Perro del Hortelano, los llame “perros” que no comen ni dejan que otros coman, es muy revelador. Ese es el primer error que ha cometido el presidente: el despreciar, menospreciar, desconocer la existencia de nuestros hermanos indígenas.
-¿Cuál debe ser la actitud de gobierno hacia los nativos?
-El presidente tiene que saber que no va a poder gobernar sin tener presente estas nuevas fuerzas emergentes amazónicas. Repito una vez más, que el señor García, su gabinete y su bancada no se lo tomen a mal, diciendo la verdad, se quiere apoyar y no se quiere destruir. Hoy, ya pasó el tiempo del que gobernaba a espaldas de todos. Hoy, se gobierna a través de la participación de todos. La participación ciudadana, dentro del mundo tutelar indígena, el previo consentimiento o la decisión tomada en una asamblea son elementos que todo gobernante debe tener presente. Por eso les toca al señor presidente y al Congreso resolver esta situación para el bien de todos. Nuestros hermanos amazónicos no son violentos. La violencia procede del mismo gobierno porque quien dictó los decretos inconstitucionales crea las condiciones para la violencia. El gobierno no debe tirar la piedra y esconder la mano.
-¿Es un paso importante la derogatoria para iniciar el diálogo?
-No solo importante, sino el único camino. El error más grave del gobierno fue desconocer la existencia de Aidesep. Es decir, el diálogo debe venir después de que nuestros hermanos indígenas y campesinos hayan sido reconstituidos en su unidad y sus derechos. Primero, restitución total de todos los derechos de nuestra gente y luego podemos dialogar. Pero, como dicen nuestros hermanos indígenas, dialogar de “apu a apu”; es decir, entre hermanos. El gobierno tiene que gobernar con sus ciudadanos, no en contra de ellos o pasando por encima de ellos.
-¿Quién es el responsable de la masacre de Bagua?
-Qué lástima que las manos del presidente, porque él es el primer responsable, y de la ministra del Interior, estén manchadas de sangre. Son los nuevos caínes de estos tiempos nuestros porque tienen en sus frentes el sello de la sangre de sus hermanos. Es verdaderamente triste, pedimos que se respete los derechos humanos, constitucionales y derechos considerados a nivel internacional. Cuando en un país se quieren cambiar las reglas de juego y cuando se dan leyes para favorecer a grupos de poder económico que dicen que van a dar bienestar y traen desolación y destrucción del medio ambiente, se produce zozobra social.
-¿Qué ha ganado el gobierno con el uso de la violencia?
-La violencia no hace dar marcha atrás a nuestros indígenas. Quienes dicen eso, son personas que nunca han entendido la cultura indígena. Yo les he dicho a los que intentaron resolver el problema social a través de la violencia, que no iban a resolver nada, porque el mundo de los indígenas no es el mundo de los criollos de Lima, es un mundo totalmente diferente. Y les aconsejo que no jueguen con fuego porque a pesar de todos los ejércitos que el gobierno pueda enviar, ellos no van a retroceder.
-¿Qué le parece la situación de Alberto Pizango?
-Lamento que en el Perú, que se dice país democrático, donde reina la ley, un dirigente tenga que pedir asilo político en alguna embajada de un país extranjero, para salvar su vida, porque su propio país lo persigue. En todas partes se dice que el Perú es un estado de derecho, pero eso yo lo pongo en cuestión, dudo que lo sea. Él (Alberto Pizango) no ha cometido ningún delito, ninguna acción violenta; solo ha defendido los intereses amazónicos.
La otra batalla del padre Mario
La hermana misionera de la parroquia de Barranquita, Luz Guillén, nos cuenta que el sacerdote Mario Bertolini y los dirigentes nativos y campesinos de la zona se encuentran inmersos en un litigio judicial con la empresa de palma aceitera “Palma del Espino”, perteneciente al Grupo Romero. La misionera nos relata que el problema empezó en diciembre del 2005, cuando trabajadores de la empresa azucarera Andahuasi llegaron a Barranquita para realizar trabajos de campo hasta marzo del 2006.
Ante ello, el religioso Bertolini denunció el hecho para defender los bosques comunales, y empezó a realizar trabajos de ordenamiento territorial junto a la población local. Sin embargo, al año siguiente, la empresa “Palma del Espino” llegó para realizar trazos sobre las tierras comunales sin consultar a la población y aduciendo tener permisos del Gobierno Regional de San Martín para ocupar 10 mil hectáreas. Este hecho provocó el levantamiento de la población, con el padre Mario a la cabeza.
“En marzo del 2007, un trabajador de la empresa Caynarachi (Grupo Romero) y un empleado de Cofopri llegaron a las tierras de Barranquita para hacer una inspección ocular sin permiso del pueblo. Entonces fueron retenidos por la fuerza hasta que llegaron los representantes del gobierno regional. Por ello, hay 11 pobladores denunciados por secuestro y otros delitos”, dice.
Asimismo, el sacerdote ha sido acusado por la Fiscalía Provincial de Yurimaguas de azuzar a la población nativa y de hacer apología del delito, por el bloqueo del kilómetro 4.5 de la carretera Tarapoto-Yurimaguas, parte de la lucha de sus hermanos amazónicos.
Leonardo Caballero/ Redacción
Guillermo Venegas / Fotos
Enviados Especiales
La Primera
Es una lastima que en nuestro Perú un extranjero mueva masas y hable mal de nuestro presidente, debemos obligar que extranjero respete al Perú y a nuestro presidente aunque no le guste
ResponderEliminarMuchos peruanos creen mas en extrajeron y traicionan al PERU
como en la epoca de los españoles y de los chilenos
el cura que se dedique a predicar la palabra de Dios y la paz, esa es su mision