(14-06-09)
Sin prensa libre no hay democracia ni justicia
Es saludable todo esfuerzo destinado a garantizar el respeto a las libertades de prensa, expresión y opinión como base del sistema democrático y de la recta administración de justicia.
La Mesa de Diálogo Prensa-Poder Judicial, organizada por el Consejo de la Prensa Peruana, el Poder Judicial y con el auspicio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, ha servido, entre otras cosas, para explicar por qué es necesario que las autoridades, sobre todo las judiciales, entiendan esta vinculación.
Los ejemplos son reveladores. En las dictaduras y los regímenes autoritarios, incluso los que tienen fachada democrática, se ha usado al Poder Judicial para amedrentar, acosar y hasta destruir a la prensa independiente. Por contraste, en gobiernos democráticos, la prensa fiscaliza a las autoridades judiciales y les hace ver los errores, con lo que además de promover la eficiencia en la administración de justicia disuade a ciertos magistrados de cometer actos de corrupción.
Desde esta perspectiva, las recomendaciones de esta mesa son atendibles. Se ha sugerido al Poder Judicial que nombre un vocero que facilite la comunicación entre periodistas y jueces, además de elaborar protocolos que ilustren las funciones de la prensa y del PJ, con el fin de facilitar la comprensión mutua sobre el alcance de ambas profesiones.
En el fondo, lo que se busca es mejorar la relación entre la prensa y el Poder Judicial para fortalecer el Estado constitucional de derecho. Ello demanda más transparencia en el quehacer de la judicatura, así como mayor responsabilidad en la prensa cuando se tratan juicios mediáticos.
Es importante destacar la presencia en el certamen de las más altas autoridades del Poder Judicial, Javier Villa Stein y, del Consejo de la Prensa Peruana, Luis Agois, lo que evidencia la importancia y el compromiso de las partes con la problemática analizada y las conclusiones.
Es mucho lo que se puede ganar con un vocero. Aparte de derribar la barrera de secretismo con que muchas veces se cubren innecesariamente las autoridades judiciales, se crearía un puente de comunicación para conocer los principales problemas del PJ y buscar soluciones. No se trata solo de la enorme carga procesal, sino también de destacar a los jueces que asumen responsabilidad de aplicar justicia y denunciar a aquellos que incurren en actos venales o postergaciones injustificables.
Por lo demás, hay temas como la ley de carrera judicial y el nuevo código procesal penal que exigen un seguimiento continuo, para detectar su idoneidad o las eventuales fallas o vacíos, que podrán ser corregidos si son ventilados por la prensa.
En cuanto a los procesos judiciales que incluyen a medios de comunicación, lo que se solicita no es un tratamiento preferencial, sino un análisis concienzudo de los hechos para detectar eventuales maniobras del poder político o de otros grupos de poder que quisieran maniatar a la prensa independiente.
La libertad de prensa, expresión y opinión, como lo puntualiza nuestro director general Alejandro Miró Quesada Garland, es el árbol frondoso bajo el cual se cobijan las demás libertades, y cuando se la conculca —como vemos lamentablemente en países vecinos— se afecta mortalmente no solo el derecho de los ciudadanos a informarse libremente sino también el sistema democrático. La transparencia, propia de las democracias, molesta a los regímenes autoritarios, que promueven el oscurantismo y la prensa complaciente, sometida y vergonzante.
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