domingo, 3 de mayo de 2009
CTS Y CRISIS CAPITALISTA, QUE LOS TRABAJADORES COMAN LO ÚLTIMO QUE LES QUEDA
Nueva teoría del caos
En Estados Unidos, madre de todas las batallas del capitalismo, el IGV o Impuesto General a las Ventas es, en promedio, de 8,25% (en Florida es 6%, mientras que en Los Ángeles llega a 9,75%). En el Perú es 19%.
Era 18% hasta el 2003. Pero, como si remedase a un viejo atracador del Banco de la Nación (sede de Chimbote), el señor Alejandro Toledo, siguiendo los consejos de PPK, lo subió un punto. ¡19 por ciento! ¡En algo somos los primeros!
El señor García ha continuado disfrutando de ese saqueo generalizado (que compensa los privilegios particulares de los grandotes).
Y ahora la SUNAT, ladrona y con antifaz, se dispone a poner un nuevo impuesto. Esta vez se trata de penalizar toda transacción que se haga con tarjeta de crédito o débito.
Más plata para robar. Para robar en Essalud, para robar en la “reconstrucción de Pisco”, para robar en las compras directas del ministerio de Vivienda. Para robar como maníacos.
Para cobrar 700 mil dólares negros al lado del Canal de Panamá y luego aliarse con el ministro Chang y con Garrido Lecca y comprar la cadena “Crisol” (que ya quebró en España). Para hacerse rico como cualquier Carbajal, como el que le vendió a la Universidad San Martín la revista “Business” apenas estalló el escándalo de Bavaria y Polar y se supo lo del maletín traído desde Panamá. Sí, el socio de Dufour papá y de Dufour Cattaneo (también vienen documentos).
Y ahora le dicen a los pobres empleados que se tiren la plata de su CTS, o sea que se devoren su futuro, su relativa calma de viejos desempleados, su mañana dudoso de asalariados. Eso sí: nada de subir el salario mínimo. Que se coman la CTS, que no hay para más.
Porque hay que meter plata en el bolsillo de la gente para que “la demanda interna jale de la economía” ahora que nuestros telecés no sirven de mucho. No vaya a ser que los Favre quiebren. O que quiebre Pepe Graña. No vaya a ser.
Y como las grandes mineras tóxicas han sido y son tributariamente intocables para este gobierno de hijas del japonés (del japonés Fukuyama, digo), entonces la plata tiene que salir de donde siempre ha salido. O sea de la choledad.
Porque de la choledad salió la plata con la que le cubrimos las espaldas a los señores Wiese y a los señores Picasso, banqueros quebrados cuya declaratoria formal de quiebra “iba a poner peligro el sistema”.
Y como CPN es la radio de los mineros mercuriales, y RPP es la radio de los favores, y el 90 por ciento de las prensas viven de lo que mienta Claro y de lo que pague Lan, el eco que se escucha en relación a lo de la CTS, y en relación a casi todo, es el de la anuencia, el aplauso desde el palco y el “¡bravo!” gritado en la sombra.
Es difícil no indignarse en este país de forajas. Es casi no estar vivo. Porque aquí el cartesianismo funciona de otra manera: “Me indigno, luego existo”.
Hace unos días se ha presentado una antología de textos de Manuel González Prada. Lo que no se dice en las reseñas es que Don Manuel es el padre del anarquismo peruano. Y viendo a tanto gobierno escapero y a tanto dignatario en banda y a tanto ministro agravado, uno se pregunta si la solución en el Perú no será la abolición de este orden. Una nueva teoría del caos al servicio de la limpieza, digamos. La baja policía tomando el poder.
César Hildebrandt: http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columnistas/nueva-teoria-del-caos_37776.html
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