"No hay lector más serio y severo que el niño"
Isabel Córdova Rosas, autora de libros para pequeños y jóvenes. Escritora peruana publica en España y es una best-seller en literatura infantil.
Los personajes y las historias que fluyen de su imaginación hacia sus libros para niños y jóvenes sin duda provienen de la vida que vivió en el valle del Mantaro, lugar donde nació. Pero también de su residencia en Madrid, que data de 1986. Isabel Córdova Rosas es una importante escritora de libros para niños, una verdadera best- seller. Como pocos autores de nuestro tiempo, Córdova Rosas –antropóloga y filóloga de profesión– ha sabido sintonizar el gusto y la atención de los pequeños a través de sus historias y personajes. Ha publicado cerca de treinta libros, el último, Tinko y Gabi en el Amazonas (Ed. SM)
–¿Cuál ha sido tu encuentro más remoto con la literatura para niños?
–En 1979, cuando salió mi libro Narrativa de Junín, en el colegio Nuestra Señora del Rosario, donde estudié y ejercí la docencia, hice un libro fórum con mis alumnas de primero de secundaria y resultó maravilloso. Luego en Madrid, hacia 1991, publiqué Pirulí, y mi primer encuentro tuvo lugar en el colegio Miguel de Cervantes, con niños de seis años, y hasta hoy tengo muchos encuentros por toda España.
–Eres antropóloga, ¿qué te llevó a escribir ficción?
–Primero fui profesora de Lengua y Literatura, y ser antropóloga me ayudó a tener un amplio conocimiento de los niños y de su entorno cultural. Pero mucho antes, inventaba cuentos, que más tarde los aplicaría para los chiquillos.
–¿Cuán difícil es escribir para los pequeños?
–Si escribes para las personas más importantes del mundo: los niños, tienes que retroceder a su edad y cuanto más pequeños sean, es más complicado. Debes recordar: ¿qué te hubiera gustado leer o que te lean cuando eras pequeñín?
–Lo ñoño no va con los niños,
–El error más grande que puede cometer un autor que escribe para niños es utilizar en sus relatos un lenguaje simplón y con demasiados diminutivos, con temas intrascendentes, o monadas y chirigotas para “hacer reír”. Y un aviso para navegantes: el niño es el más serio lector de todos. Tratarlos bobaliconamente o como si fueran disminuidos mentales es garrafal.
–¿Hay quienes buscan ser “pedagógicos” cuando escriben para niños? ¿Qué opinas?
–Un relato, sea cuento o novela, aun para los más pequeños, debe tener un contenido, constituir una historia original y bella, sin excesos ni falsos dramatismos, y sin que el niño lo descubra deberá dejar cosas nuevas en su mundo.
–¿Qué crees que hay en tus relatos que tienen éxito con ellos?
-Escribo con un lenguaje de adulta, pero retrocedo en actitud y comportamiento a la edad de ellos. Procuro que mis novelas recojan ese proceder, recreándolo con humor, aventura y contenido.
–¿Todos los temas funcionan para los niños?
-Para los niños de dos a seis o siete años, sus problemas son los miedos, las pesadillas, los mitos falsos. En mis novelas me voy contra ellos. Luego, la soledad por el alejamiento de los padres, el asistir por primera vez al colegio, el descubrimiento del mundo, etc., hay que reafirmarles cariño y seguridad en sí mismos, sin llegar a ser didáctico.
–Por ejemplo, Tinko y Gabi en el Amazonas es un tema serio, ecológico.
–Nuestros niños, en especial los que habitan en la selva amazónica, son grandes ecologistas. Han bebido estas enseñanzas desde tiempos ancestrales. Del mismo modo, a los niños españoles se les inculca gran amor por la naturaleza. Es un tema omnipresente, está más en los pequeños que en muchos adultos.
–Escribes en España, ¿filtras al Perú en tus relatos?
–En la mayoría de mis libros está presente el Perú, con protagonistas como en Tinko..., también en Las aventuras de Pico de Oro y El rescate. En Colón, el grumete valiente, la protagonista, Urpi, es descendiente del inca Pachacútec.
Perfil
La autora. Nació en Huancayo. Filóloga y antropóloga de profesión, ha publicado Pirulí, El lobo Florindo, Neruda para niños y Pico de oro.
Pedro Escribano
La República
–El error más grande que puede cometer un autor que escribe para niños es utilizar en sus relatos un lenguaje simplón y con demasiados diminutivos, con temas intrascendentes, o monadas y chirigotas para “hacer reír”. Y un aviso para navegantes: el niño es el más serio lector de todos. Tratarlos bobaliconamente o como si fueran disminuidos mentales es garrafal.
ResponderEliminar