

Tomando referentes anclados en clásicos como “La Cenicienta” y “La bella y la bestia”, este musical, ambientado en la década del 20 y realizado con la técnica de animación tradicional, cuenta la historia de Tiana (con la voz de Anika Noni Rose, ganadora del premio Tony), una mujer independiente y trabajadora que no necesita extravagantes lujos ni reinos, sino que solo ansía abrir el mejor restaurante de Nueva Orleans. “Nuestras protagonistas animadas han evolucionado con el paso de las décadas, de ser solo “princesitas en peligro”, a las que les pasan muchas cosas, a figuras de acción”, señala el animador y supervisor Mark Henn, responsable de heroínas de Disney como Ariel (“La Sirenita”), Bella (“La bella y la bestia”) y Jasmine (“Aladino”). Envuelto por el jazz de Dixieland, vemos llegar paralelamente en la historia al irresponsable príncipe de Maldonia, Naveen, quien es convertido en sapo por el hechicero Dr. Facilier para apoderarse de su fortuna. A la deriva, en un pantano de Louisiana, Naveen le pedirá a Tiana que lo bese para convertirse nuevamente en humano, lo cual hace que ella también sea convertida en sapo. De ahí en adelante, y de la mano de Ray —una luciérnaga cajún— y Louis —un lagarto trompetista— terminarán envueltos en una aventura donde el amor no será a primera vista, sino por el paso de la antipatía a la pasión. El cine animado, que nació con la pluma que trazó “Blancanieves y los siete enanos”, hace más de 75 años, ha vuelto con el pie derecho.
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