Al otro lado del teléfono, el rostro del hombre debió descomponerse por la pregunta directa. Por respuesta recibió: “No está en mis manos la seguridad, eso depende de la policía: Nosotros sólo damos apoyo”. Sobre la propuesta de Romeo relacionada con destinar un avión para que la familia Zelaya abandone Honduras, como medida de seguridad, según sus palabras. La señora Castro no aceptó: “Después de lo que hicieron los militares la madrugada del 28 de junio, que entraron salvajemente a la residencia del Presidente, repartiendo balas, rompiendo puertas, ¿qué garantía, qué confianza puedo abrigar?” “Además –agregó- no tengo la menor intención de abandonar Honduras, mi tierra que me vio nacer”. “Yo los tengo bien comidos a mis soldados…” La señora Castro echó en la cara de Romeo todo el sufrimiento del pueblo que camina por carreteras y montañas, sin alimento ni vestimenta suficientes, desde hace algunos días, para llegar hasta Manuel Zelaya; le reclamó por estos actos reñidos con la Constitución y la Ley, y dejó en claro que los militares estaban deshonrando reiteradamente a la institución. Romeo, esta vez sin tartamudear, se defendió: “Yo los tengo bien comidos a mis soldados…” Y, tras una pausa, dijo que el pueblo también está asistido por alguna logística, caso contrario no se hubiera aventurado a caminar”. La formación militar de Romeo hace que tome su actuación como guerra, donde los uniformados son los enemigos declarados del pueblo hondureño. “Soy defensor de la Constitución, lo demás es política” A una pregunta del comunicador sobre la posibilidad de que ingrese Zelaya y retorne al cargo de Presidente para cumplir su período, Romeo vaciló. Pero, recuperado, avanzó a hilar: “No me haga que le responda políticamente; usted sabe que soy un defensor de la Constitución y las leyes. Para mí son autoridades el Presidente y luego el Ministro de Defensa; a ellos me debo. Recuerde que soy un soldado, nada más”. Si la entrevista se hubiera realizado “en vivo”, Romeo habría movido con exceso las piernas y las manos, en ese orden. Para su adentro debió comentar “Vaya pregunta, pediría la baja y me iría donde todos aterrizan: Miami…” “Estoy listo para seguir conversando con usted, en cualquier lugar” De nada sirvió la insistencia de otras preguntas de la señora Castro sobre la represión con bombas tóxicas, detenciones arbitrarias, hostigamiento, contra los hombres y mujeres que no cesan de caminar por la libertad de Honduras, porque el General escogió el atajo sentimental: “Yo la respeto mucho señora Xiomara, así como le tengo cariño a mi pueblo, estoy dispuesto a seguir conversando donde usted quiera; pero esta vez tengo que retirarme a otra reunión urgente…” A lo que la señora de Zelaya, inmediatamente le dijo: “Que sea en la frontera, en Las Manos, con la presencia del pueblo.” Romeo, al otro lado, debió nuevamente descomponerse. Respondió: “No, ahí no, la situación actual no permite.” La despedida aparentemente cordial de los interlocutores, dejó un hálito espeso. La señora de Zelaya consiguió que Romeo se comprometa para un diálogo próximo, y éste, vencido pero no convencido, “metió la pata”. NOTA: *Romeo Vásquez Velásquez, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas (FF AA), que no acató el mandato presidencial y fue destituido por el Presidente Manuel Zelaya.
Esta señora se llama xiomara castro y tiene una deuda con una joyeria en tegucigalpa de 450,000 dolares la cual pagaba con dinero del estado
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