sábado, 25 de julio de 2009

LAMBAYEQUE-CHICLAYO Y SUS ECOSISTEMAS

Complejos ambientes de Lambayeque Lambayeque tiene diversos ecosistemas, con una flora y fauna procedente de la zona austral: Chile, Bolivia, Argentina y el sur peruano; así como del Gran Ecosistema de los Andes Septentrionales (Ecuador, Colombia, Venezuela); inclusive Costa Rica y México; además del Dominio Andino-Amazónico, con valiosos “endemismos” en la vegetación lomal del cerro Reque y “vacíos de información” en la Nefelohilea Andina. Por: Eleazar Mario López Mesones EN EL TERRITORIO de Lambayeque se encuentran diversos ambientes, interrelacionados entre sí y en dinámica constante con los factores ambientales, desde las corrientes oceánicas de Australia, hasta el trasvase cordillerano-amazónico, en la Nefelohilea y el Páramo. Es fundamental indicar que la posición geográfica juega una interacción extraordinaria, al ubicarse Lambayeque en una zona adyacente al Pacífico Oriental. Perspectiva geológica y evolutiva Las formaciones geológicas son la “clave del pasado geológico” y la superficie de Lambayeque tiene a una de las más antiguas formaciones rocosas, en el tiempo geológico: la Formación Olmos, ubicada en parte del distrito del mismo nombre, con una estratigrafía del Neoproterozoico, correlacionada con el complejo basal de la Costa y el complejo del Marañón (casi dos mil millones de años atrás). Sobre estas iniciales “ba-ses” continuó después la Formación Salas. Entre Motupillo, La Traposa y Mayascón (áreas del distrito de Pítipo, Ferreñafe) se observan cerros con sinclinales, capas estratigráficas y cavernas ero¬sionadas por el mar, cuando cubría estas áreas. La cordillera de la Costa aún presenta remanentes en el cerro Reque y Puerto Eten. En las llanuras de San Nicolás, entre Lagunas, Zaña y Cayaltí, quedan elevados volúmenes de roca carbonatada (con caliza de alta calidad) en las cadenas medianas de cerros. En la Era Mesozoica, el levantamiento de la Cordillera de los Andes y su conformación en el período geológico del Mioceno son los procesos tectónicos que permiten la actual conformación del área continental de Lambayeque. No podemos omitir a las intensas emisiones volcánicas del Terciario y, en el Pleistoceno-Holoceno, las regresiones y transgresiones marinas. Entre un millón a medio millón de años, el mar ingresó hasta el actual Chiñama y Oyotún; ahí están las evidencias con las terrazas marinas del cerro La Guitarra, las erosiones en forma cóncava del cerro Reque, las cavernas en Mayascón y la gigantesca caverna en Huallabamba, con terrazas marinas en el área adyacente al río Chiñama. En este período, los Andes lambayecanos estaban cubiertos por los glaciares y es por eso que tenemos el valle glaciar pleistocénico de Chiñama, una maravilla de la naturaleza, y las lagunas de origen glaciar en la cordillera de Tembladera y Ma¬ray¬wa¬ka. En esos tiempos los mastodontes habitaban Pítipo. Los ambientes, en consecuencia, exhibían una flora y fauna, muy diferente a la de ahora. En el Mesozoico, cuando el cerro Reque era una geoestructura que nítidamente dominaba desde donde está localizado hasta las formaciones rocosas de la ciudad de Chiclayo, al oeste, a unos 4 km aproximadamente, tenían su apogeo los cefalópodos extintos como los ammonites, los moluscos, equinodermos, gastrópodos, fo¬ra¬miníferos, algas y brachiópodos. He realizado al respecto estudios sobre paleofauna marina y la mayor sorpresa de mi vida fue identificar las muestras del helecho fosilizado Weichselia –colectado en los bosques de Upaypiteq, el año 1988–. Los complejos ambientes de Lambayeque Se han identificado entre 13 a 14 zonas “ecológicas” de vida; de tres a cuatro ecorregiones; cuatro regiones naturales; dos provincias fitogeográficas: desierto de Sechura y provincia fitogeográfica Paramunense; dos espacios continentales: Costa y Región Andina. El Proyecto Algarrobo clasificó también los diversos tipos de bosques, en su Inventario del Año 1993; y el Mapa Forestal del Ministerio de Agricultura –año 1975– tiene una información también sobre las diferentes clases de bosques. Esto en forma general para los ecosistemas continentales y, para el mar del Pacífico, la información científica es poco difundida. Como dice el Dr. Wilmer Carvajal Villalta (IMARPE), tenemos conocimiento sobre el páramo y los bosques secos; pero escasa información sobre el mar del Pacífico, uno de los ambientes intensamente disturbados, depredados y contaminados: ahí tenemos a los colectores de las grandes ciudades que arrojan sus vertidos directamente al mar, sin tener en cuenta los negativos impactos ambientales que ocasionan. El cerro Reque es un oasis con vegetación relicto lomal en pleno desierto, prolongación del desierto de Sechura, a una altitud que no supera los seiscientos metros sobre el nivel del mar. Ahora, con respecto al mar del Pacífico, los pobladores prehispánicos, y después los mo¬chi¬cas lambayecanos, conocían con bastante provecho las corrientes marinas y los recursos hidrobiológicos. De esta manera en el exquisito arte-oficio-industria de la alfarería lograron reflejar las diferentes actividades pesqueras, embarcaciones, peces y “dioses”, propios de su cosmovisión. Estos testimonios (“vestigios arqueológicos”) deben ser estudiados, clasificados, sistematizados e interpretados. Por supuesto que se han extinguido los “ecosistemas del litoral” y son relicto los humedales, donde prosperaban las poblaciones de totoras. Las dunas, es probable, presentaron mayor vegetación y ahora, entre áreas adyacentes a la ciudad de Lambayeque, existe una antiquísima duna, con vegetación xerofítica y arbórea (herbáceas y algarrobos). La fauna debió ser predominante. Ahora sólo quedan reptiles, zorros que consumen frutos de zapote y unas delgadísimas serpientes del desierto, de color ceniza. Además de aves cuyo hábitat es el desierto, en las “mesetas líticas”, en plena vegetación lomal del cerro Reque, observamos un precioso y diminuto colibrí, de color gris. Se regocijaba entre las flores de Palagua, oxalidáceas, solanáceas y el aroma de las bromelias. Adyacentes a las ciudades, predomina una vegetación xerofítica con algarrobo, zapote, overo, faique, vichayo, catáceas y diversas herbáceas estacionales. Es el denominado Bosque Seco Ecuatorial, con la mayor población humana rural y con intensas actividades extractivas. Se estima su extensión en casi 715,000 hectáreas. Este ecosistema contacta los principales valles con los contrafuertes de cordillera y los flancos de la Cordillera Occidental de los Andes. Existe megafauna, como los escasos osos de anteojos, tigrillos, pumas y aves muy raras, como el cortarrama en el bosque de Pómac, en Batangrande, Pítipo. En Oyotún, la extensión del bosque sin hojas, de las cactáceas, es impresionante. En el extenso cañón de Yerma –adyacente al río Huancabamba hasta la confluencia del río Chilasque-Pandachí, cerca al distrito de Pucará– se ha desarrollado el bosque seco ecuatorial del Chamaya-Marañón, con especies de flora, como la lishina, el morero, la zhapra, el acerillo, el chuquil de pintorescas brácteas de tono lila; con fauna, como el zorro negro, el mangujo, el hurón, la zarigüeya, el puma, el tigrillo, los loros “cabeza roja”. Después, ascendiendo al área Occidental de la Cordillera de los Andes, nos encontramos con los flancos andinos, con ecotonos y comunidades florísticas y faunísticas amazónicas, patagónicas y por supuesto, andinas. Es parte del dominio andino-amazónico. Estos ecosistemas premontanos requieren urgente estudio. Laquipampa, Palacio, Chiñama, son muestras de estos ecosistemas. En las mesetas andinas de Lambayeque se encuentran los más extraordinarios ecosistemas de montaña, con pisos bioclimáticos diferenciados. Es la zona de la Nefelohilea y del Páramo. Pocos han sido los investigadores que los han estudiado, como el MSc. Santos Llatas Quiroz y esa pléyade de biólogos y botánicos de la UNPRG. Actividades ambientales Sin dilación alguna, estos conocimientos se deben incorporar en el currículo de Educación Básica y Superior y, así, iniciar la construcción de la red de jardines fitogenéticos en cada piso ecológico; pero es imperativo que la Universidad establezca líneas de investigación ambiental; pues ahora se cuenta con el Doctorado en Ciencias Ambientales (UNPRG). Las autoridades correspondientes tienen la función de asegurar y proporcionar un ambiente limpio y saludable; proteger, conservar racionalmente la naturaleza en Lambayeque, es una agenda cotidiana para impregnar el currículo y nuestra conciencia con el pueblo y para el pueblo. Desde los tiempos prehispánicos, los recursos han sido aprovechados racionalmente y eso debemos hacer nosostros. No es lírico hacerlo. De manera que los ambientes complejos en Lambayeque requieren prioritario estudio, debido inclusive a que existen “vacíos de información”, como en los pisos bioclimáticos de la vertiente oriental de los Andes. Ahí está el reto. Entonces, en el caso del currículo escolar, éste tiene que estar constituido por un sistema de conocimientos sobre los diversos ecosistemas y recursos naturales.

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