domingo, 19 de julio de 2009

KAÑARIS ATRAPANIEBLAS. De Selva de Lambayeque (Parte 3)

Atrapanieblas (Parte 3) Pero la verdad es que muy pocos habitantes de este país -salvo maestros, biólogos y políticos en campaña- se habían tomado la molestia de visitar el distrito más remoto de Ferreñafe. La zona ha sido poblada desde antes de los incas y para nadie en estos montes era novedad la presencia de un bosque tan espectacular. El aporte de los estudiosos que difundieron la noticia fue establecer que ésta es la única porción de selva alta que se asoma hacia la vertiente del Pacífico. Y que por estas características, aquí podrían existir especies únicas. La ciencia puso el primer pie y nosotros nos atrevemos a poner el segundo. Kañaris, el distrito con menores recursos de Lambayeque, es refugio de los últimos relictos de bosques de neblina o bosques montanos de la cordillera occidental. Es un sistema que se conecta con la selva alta del Marañón y, asimismo, es muestra de que en la antigüedad los bosques montanos estuvieron más cerca de la costa de lo que podríamos imaginar. El profesor López-Mesones, uno de los dos especialistas que estudiaron este bosque por primera vez, y que hoy nos acompaña en la travesía, recalca que las especies vegetales de este ecosistema funcionan como atrapanieblas. Millones de gotitas de neblina se quedan en las hojas de las plantas y pasan al suelo. La humedad es inyectada bajo tierra. "Esta característica hace vital a este tipo de bosque, porque su función es la de cosechar agua", afirma. Bosques como éste captan líquido, dosifican la lluvia que cae al terreno y generan ojos de agua. Sin este bosque, los cerros se habrían erosionado hace mucho tiempo y las tierras bajas estarían amenazadas por la sequía. Este bosque es una enorme esponja que garantiza el abastecimiento de los reservorios de la costa. "Por eso, los señores del proyecto de irrigación Olmos deberían ser los primeros interesados en conservar este ecosistema", señala el otro especialista que nos acompaña, el ingeniero forestal Carlos Aníbal Calderón.

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