Ante la pérdida del “consenso”, Washington parece decidido a tomar otro tipo de medidas. El lanzamiento de la 4ª flota (casualmente poco después de que Brasil anunciara el descubrimiento de petróleo en su plataforma submarina) y el reciente anuncio de la instalación de bases militares en Colombia, nos dan indicios de cuál es la nueva estrategia. “Si no es por las buenas, será por las malas” parece el mensaje republicano del demócrata gobierno de Obama para su “patio trasero”. La estrategia militar norteamericana en la región no puede tomarse en forma aislada. EEUU no es sólo una potencia económica, sino también militar. Con presencia de tropas en 156 países y bases en 63 de ellos. En el 2008 daba cuenta del 45% del gasto militar mundial, unos US$ 607 miles de millones (que equivale aproximadamente al 38% del producto bruto interno de Brasil, el 56% de México y el 183% de Argentina). El predominio militar norteamericano se hace evidente al compararlo con el de los demás países. El presupuesto militar de EEUU es casi 7 veces el de China y 9 el de Francia o el Reino Unido (ver cuadro). El gasto militar mundial repercute favorablemente en la economía norteamericana ya que la industria militar constituye una de sus principales industrias. EEUU explica el 31% de las exportaciones de armamentos mundiales entre el 2004 y el 2008 destinadas, mayormente, a Corea del Sur (15% del total), Israel (13%) y la Unión Europea (11%). Las principales 44 empresas norteamericanas de armamentos registraban ventas en el 2007 por unos 212 mil millones de dólares (el 61% del total de ventas de armas por las principales 100 empresas mundiales). Las siete bases militares que Colombia permitirá usar al Ejército de Estados Unidos es el factor desestabilizante en América Latina. En el marco del llamado Plan Colombia, este país recibió US$ 6.000 millones por parte de Estados Unidos, convirtiéndose en el tercer país en el mundo (detrás de Israel y Egipto) que más fondos recibió por parte del gobierno norteamericano. Con su estrategia de sociedad militarizada, Colombia es el país que posee el mayor gasto militar del continente en términos de PBI (4,7%, entre 2001 y 2007).
Ante la decisión norteamericana de incrementar su presencia militar en la región, varios gobiernos han respondido con incrementos en sus gastos militares. Quienes más incrementaron su presupuesto de defensa en los últimos cinco años, además del gobierno colombiano apoyado por EEUU, fueron Chile, Ecuador, Brasil y Venezuela. Brasil es uno de los países que recientemente anunció importantes compras de equipos militares. Su gasto militar representa la mitad de gasto militar de América del Sur, pero en términos de su PBI se encuentra sensiblemente por debajo de los gastos realizados por Colombia y Chile. En este último la persistencia desde Pinochet de la Ley Reservada del Cobre, que destina el 10% de las exportaciones del consorcio estatal Codelco a la compra de armamento militar, permitió transferir a las fuerzas armadas chilenas miles de millones de dólares en la última década, lo que explica que Chile ocupe el segundo lugar, detrás de Colombia, entre los países que más porcentaje del PBI destinan al gasto militar. Otro de los países que incrementó su gasto militar en los últimos años es Ecuador. No obstante, ello se explica básicamente por el incremento del 100% de los salarios en los últimos 4 años, al punto que la masa salarial de los militares representa el 70% del gasto militar. Por su parte Venezuela a pesar de que en los últimos años realizó importantes compras militares a China y Rusia, aún sigue siendo uno de los países que menos invierte en gasto militar, en relación a su PBI, en la región. Según datos del Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI), el gasto militar de América del Sur fue de U$S 34.000 millones el año pasado, lo que representa un aumento del 50% en los últimos diez años. No debe perderse de vista que gran parte del gasto militar es destinado a armamentos, lo que implica el uso de divisas para importarlos. En un contexto de crisis económica internacional, con caídas en los precios y cantidades de los principales productos que exporta la región y donde los capitales fluyen desde América Latina hacia los Estados Unidos, la disponibilidad de divisas es un factor crucial para el desenvolvimiento económico. La política militarista norteamericana, facilitada por gobiernos subordinados a la misma, como el de Álvaro Uribe, impone una carrera armamentística con fuertes costos para la región que beneficia únicamente a la industria armamentística del centro. Leer importante boletín: http://cemop.madres.org/boletines/bes02.pdf
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