En concepción del mundo y la vida, hay dogmatismos religiosos que no han superado su mentalidad retrógrada. Su irracionalidad cegatona no les permite ver necesidades básicas o más propiamente no quieren ver porque no conviene a sus intereses.
Dicen “defender la vida” cuando lo que defienden es su forma de vida plácida, holgazana, gorda y chaposa con la limosna de los “pecadores”. ¿Acaso defienden la vida de los pobres? Sólo les piden resignación.
Así se oponen ahora al aborto eugenésico y su despenalización contra la Comisión Especial Revisora del Código Penal del Congreso que aprobó la
despenalización del aborto por violación sexual; cuando el bebé presenta taras físicas o psíquicas; y cuando se ha dado una inseminación artificial no consentida. Ambos son penados actualmente con cárcel no menor de tres meses.
Es patético escucharle al discapacitado congresista Michel Urtecho que dice “Todos tenemos derecho a la vida. La ciencia ha avanzado tanto que uno no sabe si un niño se podrá recuperar”. ¡Claro! El piensa según su condición, que nació en “cuna de oro”; pero no piensa en los miles de discapacitados en familias pobres abandonados por el Estado, sin una vida digna como seres humanos, llenas de privaciones y sufrimientos. ¿Esa vida defienden estos señoritos? Hay un signo de sadismo en esas defensas.
La misma educación inclusiva está abandonada sin presupuesto, sin profesores capacitados ni las mínimas condiciones para trabajar.
Además según DEMUS (
http://www.demus.org.pe/Menus/noticias/aborto_planton_09.htm) en su lucha infatigable por el “aborto terapéutico” señala que en el Perú hay 376 mil abortos clandestinos al año.
Recordar también que el primer gobierno aprista se opuso a esta medida. Esperamos que esta vez no suceda lo mismo y el Pleno del Congreso de su aprobación.
Es hora de superar prejuicios y taras dogmáticas. Que se imponga la razón y el buen juicio, justo y sereno.
En concepción del mundo y la vida, hay dogmatismos religiosos que no han superado su mentalidad retrógrada. Su irracionalidad cegatona no les permite ver necesidades básicas o más propiamente no quieren ver porque no conviene a sus intereses.
Dicen “defender la vida” cuando lo que defienden es su forma de vida plácida, holgazana, gorda y chaposa con la limosna de los “pecadores”. ¿Acaso defienden la vida de los pobres? Sólo les piden resignación.
Así se oponen ahora al aborto eugenésico y su despenalización contra la Comisión Especial Revisora del Código Penal del Congreso que aprobó la despenalización del aborto por violación sexual; cuando el bebé presenta taras físicas o psíquicas; y cuando se ha dado una inseminación artificial no consentida. Ambos son penados actualmente con cárcel no menor de tres meses.
Es patético escucharle al discapacitado congresista Michel Urtecho que dice “Todos tenemos derecho a la vida. La ciencia ha avanzado tanto que uno no sabe si un niño se podrá recuperar”. ¡Claro! El piensa según su condición, que nació en “cuna de oro”; pero no piensa en los miles de discapacitados en familias pobres abandonados por el Estado, sin una vida digna como seres humanos, llenas de privaciones y sufrimientos. ¿Esa vida defienden estos señoritos? Hay un signo de sadismo en esas defensas.
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