Hasta el siglo XVII el currículum era un conjunto de disciplinas o asignaturas, al siglo XVIII planes y programas y, actualmente es todos los medios deseables para conseguir un buen aprendizaje. En ese sentido, los contenidos y la metodología son los aspectos más importantes.
En el Perú se nos presentan en paquetes de planes y nosotros tenemos que cumplirlos. Prácticamente seguimos en el siglo XVIII y teóricamente de alguna forma hemos avanzado. Porque, a fines de la década del 60 y principios del 70 del siglo anterior en algunos países latinoamericanos, se debatía sobre si el currículo era una “Disciplina científico aplicada” por lo mismo del avance del conocimiento; se hablaba de la “selección y organización de experiencias” de la “Defensa de la creatividad y la libertad” el “reemplazo del profesor por el de facilitador”, etc. En filosofía “la manera totalizante de pensar” es decir se planteaban ya que “la realidad es un todo holístico”; (Leer la interesante y añeja revista “currículum” –Año 3/ Nº 5/ julio 1978 de la OEA y auspiciada por la Universidad Simón Bolívar de Venezuela); en nuestro país recién se esta introduciendo esta terminología como novedad. Sin embargo, con la Reforma Velasquista, algo de este “enfoque sistémico” se debatió.
Frente a esta situación, los maestros no saben que dirección tomar y optan por la rutina.
Ahora bien, como puede notarse, los materiales curriculares, no se extraen de nuestra realidad, sino vienen empaquetados de otros países. Seguramente para cubrir estas carencias, siempre se escribe que son flexibles, incluso actualmente se nos da una décima de horas para complementar con lo que nos parece. ¿Qué flexibilidad puede haber en un sistema educativo totalmente rígido a merced de la normatitis? Enjaulado en horas de clase, alejados totalmente de la investigación y la experimentación científica.
Sencillamente “cumplir el dictado de clases” es el mandato imperativo; actualmente incluso bajo la presión de aumentar horas de dictado de clases porque en otros países tienen más, sin tomar en cuenta por qué lo tienen y que es lo que hacen; simplemente pensando que “a más horas de clase más educación”. Esta estrategia aumentativa de horas sin por qué ni para qué, sin tomar en cuenta incluso el estado nutricional de nuestros niños, la situación laboral infantil de más de dos millones de ellos, en la mayoría de casos en sus horas “libres”, sin la inclusión de la experimentación científica en el currículo, indudablemente causará el efecto contrario: A más horas de clase, más cansancio; a más educación peor educación.
Hasta el momento se aprende y se enseña en base a un currículo impuesto, abstracto, fuera de nuestra realidad. Pero, eso si, nos enseña a mantener el sistema social existente, casi nada hacemos con lo de flexible y las 10 horas libres. La mayoría los pone como taller de inglés u otro taller. Estamos acostumbrados a copiar lo que nos dan.
Necesitamos entonces, de un cuadro de ideas o temas de la realidad, con los requerimientos ideológicos y políticos necesarios que nos faciliten el análisis e interpretación de esa realidad y poder transformarla. Todo está en nuestra conciencia y voluntad.
Tenemos que juntarnos todos los maestros, formando círculos pedagógicos de estudio y lucha en los cuatro terrenos fundamentales: Económico, pedagógico, ideológico y político y forjar un currículo transformador.
Las experiencias de aprendizaje no pueden seguir dándose en el vacío. No esperar más. No seguir siendo un maestro “oficial”. Transfórmate en maestro social. Realmente en un líder social. Estudiando, aprendiendo y enseñando críticamente. Actuado críticamente y por ende transformando el abstracto currículo impuesto en un cuadro de ideas y contenidos de nuestra realidad en función de una Sociedad Superior.
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