sábado, 18 de octubre de 2008
EL TALENTO Y LA INTELIGENCIA DE NUESTROS HIJOS Y ALUMNOS
Por Carlos Villacorta V.
El libro: Técnicas y Recursos para motivar a los alumnos de los españoles José Bernardo Carrasco y Juan Basterretche Baignol, nos dan premisas importantes para educar eficazmente a nuestros hijos y alumnos.
Ningún niño, nos dicen estos autores, nace con alto o bajo talento, con excepción de los que tienen problemas cerebrales, a los que también se los está ayudando. Todo niño nace con el potencial necesario para convertirse en un ser inteligente, tanto biológicamente como emocionalmente. El hecho de que desarrolle o no este potencial dependerán del trato que reciba durante los primeros años de vida en su casa primero luego en la escuela. Enseñanza y aprendizaje.
Dos reglas fundamentales que nos pueden servir para que el aprendizaje sea un placer y no una obligación:
1. Tanto los padres y profesores como el niño deben enfocar gozosamente el aprendizaje, como el magnífico juego que es.
2. Asegurarse de que el tiempo que pasan jugando a aprender es muy corto. Los padres y profesores deben aprender a anticiparse a las necesidades del niño. Saber suspender cada actividad antes de que el niño lo desee. Si observan siempre esta regla, les pedirá que jueguen, y así no se agotará, sino que estimulará el deseo del niño de aprender.
Por otro lado es necesario que se emprenda la búsqueda para superar la oferta tradicional, pasiva y memorística de la escuela actual; aprender a neutralizar la sociedad de consumo o consumismo que propicia el dinero fácil, la comodidad simplona y el vivir pensando que voy a comprar mañana, que se vuelve patético si se está en la pobreza extrema o en opulencia, ambos hacen daño, porque todo ello nos lleva al fracaso formativo.
En contraparte hay que propiciar una escuela operativa y participativa, con distinta fundamentación científica que nos ayude a reflexionar y desarrolle nuestra criticidad; cambiar modalidad de trabajo del pasivo pasar al trabajo pedagógico activo, con distintos objetivo y consideración en sí mismo. Considerando también que lo más importante no es la enseñanza, sino el aprendizaje, con una educación más personalizada.
Las motivaciones de la voluntad cobran relevancia en esta nueva etapa del trabajo pedagógico. En ese sentido tres motivaciones hacen decidir el trabajo:
1. Motivación extrínseca: Porque estudiando puede hacer una carrera, ganar mucho dinero y vivir cómodamente. Objetivos materiales.
2. Motivación intrínseca: Porque aprender cosas nuevas es apasionante y cada vez sabrá más. Es satisfacción interna. Objetivos intelectuales.
3. Motivación Trascendente: Porque si estudia, el día de mañana será más útil a la sociedad. Además, en este momento cumple su deber. Objetivos de la voluntad.
Las tres son importantes porque todos tenemos necesidades de comer, vestirse, divertirse, etc. que nos da la primera motivación. Así como saber más, disfrutar aprendiendo, desarrollar un arte que nos da la segunda motivación y finalmente la mayoría ayuda a los demás, tiene amigos, somos leales, sinceros, generosos, etc. Motivación de la tercera.
Sin embargo, la tercera indudablemente es fundamental enfatizarla más y, si esto lo trasladamos a la escuela y a la clase, es seguro que nuestra creatividad se pondrá en juego y buscaremos fuentes de motivación como:
• La personalidad del profesor: presencia física, entusiasmo, etc.
• Material didáctico: hace más motivante.
• El método: Ser activos como debates, participativo, etc.
• La propia materia de enseñanza: Hacerla interesante.
• Tener en cuenta las necesidades de los chicos.
• La curiosidad.
• La aprobación social.
• La actividad lúdica. Etc.
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