viernes, 31 de octubre de 2008

EL DECÁLOGO DE UN MAESTRO RUTINARIO

Por Carlos Villacorta V.
Es cierto, la presión del sistema que vivimos y la forma predominante de "ascender", y, de conseguir las cosas, muchas veces nos vuelve inactivos. Buscando la facilidad de justificarnos. Es fácil justificarnos que explicar razones. Otras veces nos volvemos egomaniáticos. Creer que lo sabemos todo. O que conmigo no es la cosa, o yo ya cumplí. Son muletillas que no nos ayudan a superar nuestra egomanía, muy propia del presente sistema. Por el contrario nos vuelve inactivos e indiferentes. Finalmente, ambos extremos nos llevan a la rutina. Resumo algunas prácticas muy conocidas que nos caracterizan como rutinarios. Seguramente con toda la ingenuidad e inocencia al que nos tienen acostumbrados. UNA ESPECIE DE DECÁLOGO DEL DOCENTE RUTINARIO: 1.- Aceptar pasivamente y sin chistar lo que las “autoridades educativas” nos imponen o implementan, aunque vaya en nuestra contra., con la muletilla infantil “A mi no me gusta meterme en problemas”. O “Ya lo dijo la autoridad”. 2.- Alejarme de los maestros críticos, para no ganarme la mala voluntad de las autoridades. 3.- Dejarlo todo a la “voluntad del destino”, la “bondad” de las autoridades y la “decisión” final de Dios. 4.- Dedicarme sólo al trabajo individual y no buscar la articulación de lo individual y colectivo. Pues tenemos responsabilidades individuales y colectivas y, ambas interactúan. 5.- Seguir pensando en cantidad, que, cuantas más horas trabaje y cuadernos llene, voy a ser el mejor o en todo caso el trabajo va a ser mejor. 6.- Creer que no puedo cambiar. “Ya tengo mi forma de ser”. 7.- Seguir copiando de los programas curriculares tal y como me las dan. 8.- Seguir sin comprender que puedo también ser alumno; cómo puedo aprender de mis alumnos o cómo el maestro es también un alumno de sus alumnos. 9.- Seguir divagando, implementando el divorcio entre el libro y la vida práctica. 10.- Seguir con mi evaluación exclusiva memorista, de control de conocimientos. ¡Tú! Mi estimado maestro, !Sí... Tú! Si observas que este decálogo forma parte de tu vida !Cambia! y !Ahora! Mañana puede ser demasiado tarde. La indiferencia es la peor de las traiciones. La rutina es sinónimo de mediocridad.

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