En el río, debajo de una piedra vivía una rana y sus crías. Cierta tarde los renacuajos levantaron la mirada hacia el cielo y preguntaron: Mamá ¿Qué hay entre el cielo y el agua? Mamá ¿El mundo es sólo este pedazo? Hijos dentro y fuera del río viven muchos animales grandes, medianos, pequeños; mariposas, moscas libélulas y seres humanos, de estos últimos tenemos que cuidarnos. También hay plantas con frutas, sin frutas, yerbas y espinas. Los renacuajos se sorprendieron al oír hablar a su madre. Ellos no comprendían por qué los humanos son malos. El tiempo pasó, los renacuajos ya, eran ranas vivaces y cantoras. Al amanecer "¡Croac- croa!, al anochecer cruíc, cruic!" Una mañana soleada, una de las ranitas escapó de su guarida para explorar ese mundo maravilloso. Paseó por la ribera del rió, admiró la belleza de la naturaleza fuera del agua. La ranita decía qué ¡maravilla! ¿Por qué mamá nos tiene metidos en ese lugar? ¿Por qué…, por qué? Cuando se encontraba sumida en sus reflexiones escuchó gritos, chillidos, pasos apresurados y sonoros de animales. Todos huían aterrorizados. El conejo apenas se detuvo para advertir: ¡Ocúltate! Vienen los niños persiguiéndonos. La ranita lejos de su río y su familia se refugió en un escondite, desde allí vio a los niños atrapar a una mariposa de colores y matarla quitándole uno a uno las patitas, las alas, finalmente sus antenitas. La ranita, con los dientes castañeteando de miedo emitió un crik. Los niños al escuchar la voz de la ranita comenzaron a buscarla por todos los lados hasta encontrarla. La ranita en su loca carrera, se dijo: Mamá tenía razón. Hoy comprendo como son los seres humanos desde pequeños. En el acto, la despavorida saltó a un charco de agua mezclado con aceite quemado y gasolina. La pobre no pudo más y se asfixió. Los animales, contribuyen a mantener el equilibrio ecológico.
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