viernes, 18 de septiembre de 2009

♣ LAS FEROMONAS MASCULINAS ENCIENDEN EN LA MUJER LA PASIÓN

Este informe que me pareció tan curioso, lo comparto con ustedes. A ver si arreglan sus comunicaciones con su pareja a través del olor: El discreto hechizo de las feromonas A través de su olor casi imperceptible, las feromonas masculinas encienden en la mujer la pasión por un hombre y regularizan su ciclo menstrual. Llego a París mañana en la noche. ¡No te bañes!”. Así le decía en una nota Napoleón Bonaparte a su ardiente esposa Josefina, con quien compartió uno de los amores más arrebatados de la historia. El curioso mensaje sugiere que el emperador francés encontraba excitantes los olores naturales de su mujer y es evidente que en ello no fue nada original. Crudos testimonios callejeros aseguran que el buen sexo no huele a rosas, sino que apesta, mientras que Sartre creía que inhalar el aroma del cuerpo del amante era la mejor manera de fusionarse con él o ella, a través de su más secreta sustancia. En fin, en el etéreo campo de la poesía, las relaciones entre olfato y sexo son una cuestión resuelta por la magia y la metafísica, mientras que para disciplinas científicas como la química, la genética, la biología, la sicología y la sexología constituyen todavía un misterio y no por falta de investigación. Todas estas disciplinas han producido múltiples estudios al respecto, pero ninguno ha logrado ser tan contundente como los que ya han demostrado que el amor a primera vista existe. Para entender porque no es tan fácil confirmar una teoría del “amor al primer olfateo”, hay que recordar que el sentido que reposa en la nariz es uno de los más complejos del cuerpo humano. Mientras que en la recepción de la luz actúan 300 genes, en la percepción de los olores actúan mil, cuyos secretos apenas empiezan a develarse. El caso es que el olor corporal es poderosamente erótico y ello podría tener una comprobación indirecta en el hecho de que aquellos que sufren de falta de olfato o anosmia, se quejan también de carencia de líbido. El olor sería tan clave en el amor y el sexo, que se cree también que la costumbre moderna del baño diario es en parte la culpable de que haya tanta gente sin pareja y tantos divorcios: con el agua y el jabón se van las impurezas, pero también esos aromas naturales de los cuales dependen la atracción y la ligazón afectiva. Tales emanaciones corporales que encienden la pasión, según sus defensores, se llaman feromonas, sustancias activas que al ser liberadas por un individuo tienen la capacidad de generar respuestas sicológicas o de comportamiento en otro de su misma especie, de acuerdo con el doctor Charles Wysocki, del Monell Chemical Senses Center, de Estados Unidos. Se descubrieron hace medio siglo y su presencia está perfectamente documentada en los animales. Los ratones machos, por ejemplo, según un estudio de la Universidad de Indiana, secretan una feromona que atrae a las hembras y repele a sus congéneres. Pero en la fauna, estas sustancias no sólo contribuyen a la reproducción, sino también a la supervivencia. De todo ello se tuvo noticia por primera vez hace 50 años y en 1971 empezó a tomar fuerza la creencia de que las feromonas también rigen los ímpetus sexuales de los seres humanos. En ese año, la investigadora Martha Clintock, de la Universidad de Chicago, concluyó que los ciclos menstruales de las mujeres que viven o trabajan juntas tienden a homologarse, al parecer debido a la interacción de sus feromonas. Fuente : revistafucsia.com
Enviado: Jorge el Solitario

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