
Que los conceptos religiosos evolucionan, no hay duda, las mismas oraciones son más modernas. Por ejemplo el “Padre nuestro” en mi niñez tenía una letra, en la actualidad está casi completamente cambiado. Antes se decía “Perdona nuestras deudas”; ahora se dice “perdona nuestras ofensas”.
Pero resulta patético, en pleno siglo XXI, seguir escuchando conceptos del siglo I a.C. Por ejemplo: “Que, fenómeno natural que no se puede explicar es obra de un ser superior”. “SI es bueno es de Dios y, si es malo obra del diablo” o escucharle decir al cardenal austriaco: “La vida es demasiado compleja como para haberse desarrollado solamente por la evolución”. Ese fue el concepto de los primeros hombres que poblaron la tierra: Como no podían explicar cómo se producía la lluvia, su mente débil, poco desarrollada culturalmente, los llevaba a creer que era obra de un ser superior, de una divinidad, por tanto habría que rendirle culto y hacer rituales para ello, para evitar las lluvias con tempestades que los mataba.
Esta semana, hasta el sábado, en el Vaticano, se están volviendo a discutir estos conceptos entre científicos y teólogos para analizar el

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