Que el artista sienta el regocijo de ser el medio que revienta las manos que maltratan las voces destinadas a la vida justa y equilibrada.
La música y la poesía deben volver a cantar la vida de nuestro pueblo, sus alegrías y tristezas, sus limitaciones y debilidades; y sobre todo la forma y el anuncio de cómo salir de la situación en que se encuentra.
El teatro y también el cuento popular teatralizado o dramatizado como se le quiera llamar; deben mostrarnos el gran mar de nuestro pueblo agitado, deben ir a lo más profundo y pintar y mostrar el sistema injusto que vivimos y también pintar y mostrar la nueva Sociedad Superior que en lucha permanente y de toda la vida debemos conquistar. Ir a las fábricas, barrios populares, asentamientos humanos, organizaciones populares, comunidades andinas, costeñas y selváticas, congregando grandes masas populares, para mostrarles y hacerles conocer con exactitud y sensibilidad las causas de la vida injusta. Mostrar donde residen nuestras verdaderas debilidades que no nos permiten llevar una lucha digna por una mejor humanidad.
Hacer que la literatura, la poesía, la música, la pintura, el cuento popular, el teatro y el arte en general se conviertan en poderosas fuerzas de sensibilización y educación que contribuyan a desmontar este sistema injusto y responsable de que millones y millones de seres humanos vivamos en la ignorancia y la indiferencia de lo que verdaderamente nos sucede.
Expresar los sentimientos de nuestro pueblo: Siglos de servidumbre, abusos, hambre y miseria, enfermedades y muertes por causas curables que nos ocasiona el capitalismo, portadora de la exclusión y el sometimiento que deja que el resentimiento y el odio se acumulen como grandes montañas que muchas veces se derrumban sobre nosotros mismos. Expresar las causas y cómo salir de ellas.
Nuestro arte y nuestra cultura no pueden seguir lanzando suspiros soñadores, si bien esclarecedores, pero impotentes, anodinos e inofensivos. Contener y superar la ofensiva ideológica reaccionaria de llamar anticuado, caduco, arcaico y pasado de moda a las nuevas ideas que luchan por una Sociedad Superior.
El arte es un poderoso motivador de sentimientos. No olvides que, nosotros no actuamos ni recomendamos las cosas que estén de moda, sino por el contenido, los conceptos y las ideas que nos conducen a la transformación de este injusto mundo.
Poner énfasis en el teatro y en los cuentos populares dramatizados, porque son formas expresivas fundamentales que nos permiten mostrar y apreciar el mundo de penurias y alegrías que envuelven a los personajes, y, nos permiten mostrar y apreciar más que en ningún otro las causas y las salidas a esa vida de penurias.
Si hablamos de la escuela: El lenguaje teatral, es un poderoso medio que posibilita y facilita la comunicación entre el maestro y sus estudiantes. Es la acción más completa que permite que el estudiante exprese corporal y emocionalmente todas sus convicciones e incentiva el fomento de su imaginación, creatividad, el mejoramiento de su lenguaje y la superación de todos sus prejuicios y temores, creándole poderosos antídotos en contra de las varias formas dramatizantes del cine y sobre todo de la TV que sólo contribuyen a distorsionar la realidad.
Si el teatro o el cuento popular dramatizado, cumplen en su accionar una función liberadora, entonces se vuelven indispensables. No sólo para nuestros jóvenes estudiosos, sino también para nuestro pueblo .miércoles, 25 de marzo de 2009
PRÁCTICA Y TEORÍA POR LA EDUCACIÓN TRANSFORMADORA. Transformar el arte y la cultura totalmente alienados
Por Carlos Villacorta V.
Forjando la educación transformadora
CH.- Transformar el arte y la cultura totalmente alienados.
La literatura, la música, la poesía, el teatro, el cuento popular, la cultura, en fin, el arte en general, actualmente están reducidos al “gusto” y la “estética” en el mejor de los casos. En el peor de los casos, siendo lo mayoritario, sometidos al papel de instrumentos de alienación de nuestros niños y jóvenes, con moldes y contenidos ajenos a nuestra realidad y del mundo andino. Con honrosas excepciones.
Las escuelas y colegios, hoy instituciones educativas, están llenas de alienación y dominación cultural extranjera, muy alejadas de la búsqueda del “mejoramiento de la calidad de la educación” que pregonan buscar. Tanto las públicas y privadas, principalmente privadas, son adornados con imágenes de Disney, princesas, osos, picapiedras, simpsoms y más del 50% del desarrollo de sus programas del calendario cívico escolar es acompañado de música extranjera. La música andina es abucheada por algunos escolares.
En ese sentido, son medios importantes para la alienación, adaptación y defensa del sistema, abiertamente comprometidos unas veces y veladamente escondidos otras veces.
Por otro lado, nuestro pueblo no sale todavía de su ensotanamiento que le mantiene en el fatalismo, el pesimismo, los prejuicios y la resignación. Siendo la inmensa mayoría que se dejan llevar por una ínfima minoría que controla todo. Por eso su arte progresista, su cultura popular, solamente lo llevan a círculos cerrados de amigos o simpatizantes, en fechas y lugares mayormente exclusivos y alquilados del centro de la capital; lejos muy lejos de las fábricas, las comunidades rurales, los asentamientos humanos y las organizaciones de masas.
¿Cómo es posible que siendo peruanos, despreciemos lo peruano? ¿Cómo es posible que utilicemos el arte y la cultura y estúpidamente las instituciones educativas para alienar a nuestros niños y jóvenes?
Es hora que el arte y la cultura, la literatura y el teatro se pongan al servicio de la forja de una educación transformadora. Arte que sin perder su belleza y buen gusto, tenga un alto contenido educativo para sensibilizar, desarrollar el sentimiento peruano y la conciencia a favor de una Sociedad Superior.
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