miércoles, 25 de marzo de 2009
TRANSFORMAR EL AUTORITARISMO LATENTE EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS EN INSTITUCIONES O ESCUELAS DE DEMOCRACIA
Por Carlos Villacorta V.
Forjando la educación transformadora
D.- El autoritarismo está latente en nuestras instituciones.
En los centros de estudios, los alumnos están sujetos al profesor, éste al Director, quien ha su vez está sujetado por la UGEL (actuales Unidades de Gestión Educativa Local) quien muestra sujeción al Ministerio de Educación, éste al gobierno de turno y el gobierno por los que tienen el poder económico y éstos por el gran capital financiero especulativo internacional y finalmente domina con pleno autoritarismo “don dinero”, “don capital” (Que exageradamente ambicioso se vuelve capitalismo)
Pero, siempre subordinándose a lo político: Lo técnico se subordina a lo económico y éste a su vez a lo político. Esta es la democracia que ha instalado el capitalismo. Una democracia jerárquica, que se la ejerce de arriba hacia abajo, incluso cuando se va a elegir gobernantes, su forma es determinada desde arriba. Por esta razón nos alejan de lo político.
Los términos “democráticos” lo deciden los que tienen el poder de “don dinero” Usando lo político como instrumento fundamental. ¿Por qué? Porque las estructuras (economía) de la sociedad han sido organizadas de esa manera y la superestructura (Política, educación, filosofía, religión, leyes etc.) se adecúan y se adaptan para defender este sistema social y, ante cualquier conflicto extremo, está el Estado como conciliador y las Fuerzas Armadas como soporte, brazo físico de contención y represión, con estructura más autoritaria aún.
Se crea un hombre válido para todos los momentos, para todos los tiempos, incluso para todos los países (esclavo, siervo, proletario, al final de cuentas explotado). Se proclama solemnemente sus deberes y derechos; se exige el 100% del cumplimiento de los deberes y, sus derechos, son simples declaraciones; mera retórica para la ocasión.
Vale los dos motejos: “ese pobre hombre” o “ese hombre pobre”, no ha participado, no ha decidido. Sólo cada 5 años, con su voto, es obligado a elegir a alguien que le va a saquear sus impuestos, que después de ser su favorito, al final se convierte en su enemigo.
En las instituciones educativas se reproduce este nivel de democracia, los maestros que son los “agentes fundamentales de la educación” no han intervenido en nada en los contenidos que enseñan y menos para elegir a sus autoridades y, si se les pide su participación, deben hacerlo “de acuerdo a las normas”, “de acuerdo a lo establecido”. Lo mismo que nada. ¿Puede ser eso democracia? De ninguna manera, la democracia no es votación ni imposición, es coprotagonización.
Los maestros somos esclavos de lo que piensa una directiva, somos esclavos de la administración y las incompetentes autoridades que no pueden cualificar una norma. Estamos mediatizados por un mimetismo legal. La etiología no existe en nuestro trabajo. No sabemos de psicología, menos de eugenesia infantil. El ínclito maestro va desapareciendo.
Nuestra democracia es una gran mentira que hace centenas de años se tiene como verdad.
Como se puede llamar Estado democrático, a un Estado donde el Presidente de la República o un gobierno, no le importa como vive una familia con menos de un dólar diario. Cómo enseña y vive un maestro de a “china”. En este sistema, la democracia es una burda mentira. La democracia presente es antidemocrática porque censura todo aquello que no se alinea con sus objetivos. ¿Acaso la censura no es propia de los sistemas de gobierno autoritarios? ¡Claro que sí!
La educación y un Estado para ser democráticos, deben ayudarnos a mejorar nuestras formas de vida: La democracia debe ser para el pueblo un conjunto de procesos participativos, a favor de una decisión, una ley, mejorar una norma o directiva y sobre todo y ante todo para una revocación de malas autoridades. Una democracia real asegura los mecanismos, instrumentos y medios económicos necesarios para que con libertad, autonomía y justicia podamos desarrollar nuestras vidas. Así debe ejercer su poder democrático el pueblo, optar por su propio destino teniendo garantía de protección y seguridad. Lo demás es puro cuento.
El pueblo debe tener la posibilidad de revocar a sus gobernantes que no cumplen con sus funciones y objetivos institucionales, sus promesas y compromisos. La revocatoria debe ser el eje y acción de moralización de la actividad gubernamental y función pública. Así como los gobernantes intachables deben ser apoyados en sus funciones. El pueblo organizado debe ser su dirección ética.
Los maestros tienen la gran responsabilidad de iniciar esta gran tarea, convirtiendo los centros de enseñanza y aprendizaje, en praxis de la democracia, en escuelas de democracia. Usa maestro tu imaginación y tu firmeza.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario