Por Carlos Villacorta V.
Forjando la educación transformadora
I.- Las carencias y sufrimientos económicos dificultan la calidad educativa.
TRANSFORMAR NUESTRAS INSATISFACCIONES, CARENCIAS Y SUFRIMIENTOS EN FUENTES DE CREATIVIDAD COMO UNA DE LAS FORMAS DE MEJORAR EL APRENDIZAJE A FAVOR DE NUESTRO PUEBLO
Nuestras carencias no nos deben inmovilizar, ni convertir en entes negativos y pusilánimes, ni mucho menos aduladores y defensores del sistema.
La creatividad es la iniciativa y la voluntad para hacer las cosas que nos favorecen y favorecen a los demás. No se necesita genialidad ni dinero. El asunto es empezar, juntarnos con otros que quieran lo mismo, plantearnos ideas y proyectos que tengan relación con la realidad y la práctica. Luego perseverar, perseverar siempre, aprendiendo de cada error. Algún día tiene que lograrse. En sus inicios, todo puede estar en contra, al final se tiene que conseguir.
Está demostrado hasta la saciedad, que el capitalismo no va a resolver nuestros problemas, menos los gobiernos de turno que lo representan. Estos sólo se dedican a resolver la crisis de los “empresarios” y los inversionistas, porque de ello reciben grandes regalías. Por ejemplo cuando dicen “estamos saliendo de la crisis” se refieren al de ellos. El pueblo les interesa un pepino, sólo somos utilizados en época de elecciones.
Pues bien, una de las formas de mejorar nuestra creatividad y aprendizaje, pasa simple y llanamente por APRENDER. Aprender a cada minuto. Aprender es identificar nuestras oportunidades. Pero, la clave es ¿QUÉ APRENDEMOS Y CÓMO? No se trata de leer libros y más libros, es sólo la primera parte. Lo fundamental es saber leer y aprender de la vida práctica. Saber distinguir y educarnos para transformar, y, darnos cuenta, de qué manera seguimos reforzando este cuadro falso e hipócrita de sociedad capitalista, de ganancias y dinero excluyente donde nos desenvolvemos. Tener siempre presente que la carencia y la opulencia es signo de inequidad y discriminación.
Tener cuidado al leer los libros, casi todos los justifican de una u otra manera y, los que son críticos y dicen lo contrario, se nos tiene prohibidos. ¡Falso! Sale a decir el capitalista o el que tiene mentalidad capitalista o individualista: “Yo leo lo que me gusta” y pregona a grandes voces, con grandes imágenes y publicidad sobre la libertad de expresión, de leer y hablar.
Algunas gentes también repiten como loros: “Yo leo lo que me gusta”, y, éstos todavía lo mejoran. “a mi nadie me obliga a leer tal o cual cosa”, “soy libre de leer lo que a mí me parece”. Nada más falso, parece que fuera cierta tanta libertad. Basta leer la vida práctica para darnos cuenta que no es así: Todo el sistema que vivimos está inferido, inducido para inclinarnos sólo a determinado tipo de lectura o libros y, generalmente son aquellos que aparentan neutralidad o aquellos libros y novelas que defienden e impulsan el sistema a través del desarrollo del individualismo; aquello que se ha dado en llamar “hombres de éxito” “hombres de progreso”, últimamente por ejemplo, los difundidos y profusos libros de autoayuda.
Si usted ha leído alguna vez los libros que se promocionan por los diferentes medios de comunicación, sea de poesía, cuento, novela, familia, historia, etc., todos, absolutamente todos son referidos a los atardeceres citadinos, a los harapos elegantes, a la sonrisa de los árboles, a las piedras que tienen alas; dicen que es el “gusto elevado”, “moderno”, “de nivel” “de casta”. Sabemos perfectamente que tal “gusto” no es gratuito, su finalidad primera es evadir los conflictos sociales y evadir la realidad concreta.
Por ejemplo, el 16 de marzo casi nadie en el Perú ha celebrado el nacimiento de César Vallejo. Estoy muy seguro que en abril celebrarán su muerte. Vallejo en todas sus obras es un crítico severo del sistema capitalista.
También sabemos perfectamente que el éxito en este sistema se mide por el dinero, no por el desarrollo humano. El modelo de sociedad exitosa del capitalismo, está referido al desarrollo industrial y sobre todo del consumismo. Eso estaría muy bien si como consecuencia, se asegura la esperanza de vida de la gente, se asegura sus logros educativos y sobre todo un alto nivel de ingresos que sean necesarias para satisfacer todas sus necesidades, planteadas incluso por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Pero no, su ambición es tal, que no les interesa el ser humano a no ser que les genere más dinero. Sólo se le paga lo mínimo para que sobreviva y, no pueda pensar, leer y darse cuenta de su situación.
No olvidemos en nuestro caso de maestros, millones de jóvenes y niños van a seguir siendo perjudicados si seguimos con lo mismo. Basta de preparar servidores útiles a este sistema injusto.
Debemos mejorar el aprendizaje a favor de nuestro pueblo. Más desarrollo creativo. Justamente la educación transformadora insurge porque hay que transformar y, no hay nada más humano que la acción transformadora para la liberación. Es decir, que, sólo la transformación liberadora da sentido a nuestra existencia. En ese sentido: El éxito más creativo tiene que ser el que prioriza al ser humano.
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