Por Carlos Villacorta V.
Forjando la educación transformadora
En efecto, El CAEM (Centro de Altos Estudios Militares) el 3 de octubre de 1968, consuma un golpe de Estado con el General Juan Velasco Alvarado a la cabeza. Promulgan “El Plan Inca” con la “finalidad de llevar a cabo un proceso de transformación de las estructuras económicas…”, prácticamente desmantelaron las bases económicas de la oligarquía agroexportadora (Burguesía burocrática) y armaron y fortalecieron la industrial (Burguesía compradora).
Se ejecutan las reformas en todos los frentes, dando paso a la segunda reestructuración de la economía y el Estado, con una serie de expropiaciones y un entusiasmo inauditos que prácticamente se salen del control de los EEUU, quien se ve en la necesidad de hacerles recordar a los militares la “ENMIENDA HICKENLOOPER”, que es un instrumento imperialista de presión indemnizatoria; -Pagar a las empresas extranjeras por sus bienes confiscados- de lo contrario, “bloqueo económico”. Ante esta situación, el gobierno de Velasco se ve obligado a indemnizar a los monopolios estadounidenses afectados. Se les condona su deuda con el Estado y se les garantiza nuevas inversiones en la industria.
Sin lugar a dudas, este nuevo militarismo remece estructuralmente al país, siendo la “Reforma Educativa” con su Ley General de Educación Nº 19326 de 1972, una de las principales medidas de la reestructuración, históricamente, Tercera Reforma Educativa importante, quizá, una de las más significativas en cuanto a la caracterización de la educación.
En 1970, Emilio Barrantes, presidente de la Comisión de Reforma, junto a Salazar Bondy y otros intelectuales importantes, informan de los 10 principales problemas a resolver en la educación (En el famoso libro azul del 7 de setiembre de 1970 denominado “reforma de la educación peruana” “informe general”. Páginas del 17 al 21)
1. Analfabetismo creciente.
2. Desatención de los niños de los grupos sociales marginales.
3. Ausencia de un sistema de recuperación.
4. Educación al servicio de una minoría.
5. Desconexión de la realidad.
6. Falta de sentido peruanista.
7. Intelectualismo, memorismo y una tendencia academizante.
8. Inadecuada formación y selección del magisterio.
9. Rigidez, burocratismo y rutina.
10. Distorsión administrativa y financiera.
Pese a este diagnóstico casi descarnado del sistema educativo peruano, estos 10 problemas no se resolvieron. Siguen vigentes hasta la actualidad.
La Reforma Educativa promulgada el 21 de marzo de 1972, a través del Decreto Ley 19326, no sólo delimitó una nueva estructura del sistema educativo, sino que motivo sin lugar dudas el más arduo debate sobre nuestra problemática educativa, pues se la vinculó con la política y la economía, con el desarrollo y el trabajo: Crearon la Educación Básica Laboral y luego 3 años en las ESEP (Escuelas Superiores de Educación Profesional) previa a la Universidad, hacia el cambio social estructural, tal como lo concibieron Salazar Bondy, Peñaloza, Castillo Ríos, entre otros. Formar “El hombre nuevo” dirían. Sin embargo, fueron palabras y medidas trituradas por la realidad y el Plan general velasquista, que al igual que las otras reformas sólo buscaba acomodar nuestra economía a los planes del imperio.
Educativamente el velasquismo venia con las manos manchadas de sangre estudiantil y popular, cuando en marzo de 1969 anuló la gratuidad de la enseñanza con el Decreto Supremo 006 que ocasionó la protesta generalizada del pueblo peruano, siendo el lugar más combativo en Huanta-Ayacucho, cuyas acciones fueron reprimidas brutalmente dando muerte a más de 20 manifestantes y decenas de heridos según la versión oficial de ese entonces.
El velasquismo finaliza con un golpe de Estado interno dirigido por el General Bermúdez en 1975, produciendo una segunda fase de este militarismo, para limpiar todas las contradicciones con el capitalismo generadas por la primera, apresurando abierta y radicalmente su sujeción absoluta a EEUU. Terminando así el cuarto militarismo.
El famoso recusamiento al capitalismo, sólo sirvió para su implementación y profundización con mayor burocratismo. La ilusión reivindicativa de la población, la creencia izquierdista de un “Socialismo peruano” se desvanecieron como el humo de un pequeño leño verde. Aclarando la visión de una crisis creciente no resuelta de las necesidades vitales de nuestro pueblo. Sobre todo nos hacen recordar las sabias palabras de Mariátegui:
“Sin la democratización de la economía no puede haber democratización en la educación”
1980 nuevamente AP y PPC, retorno a la democracia liberal
Se regresa a la democracia liberal en medio de una convulsión social y, en las elecciones generales de 1980, gana nuevamente Fernando Belaunde Terry, con AP y el PPC en alianza y sujetos, total y absolutamente al FMI. Junto a estos acontecimientos electorales, en Ayacucho, en el pueblito de Chuschi, se produce el levantamiento armado del autodenominado Partido Comunista del Perú (PCP), quemando las ánforas en señal de desacuerdo con las elecciones, que la denominan burguesa. Iniciando otras en la misma sierra y en la selva central. Buscando “tomar el poder e instaurar un régimen de democracia popular” que “elimine la explotación del hombre por el hombre”. Según sus documentos publicados.
Belaunde no les da importancia y los llama “abigeos”, siendo políticamente el gran responsable del desarrollo de una violenta confrontación armada interna por la “conquista del poder” que culmina con miles de muertos en 1992 cuando es capturado su autodenominada “Jefatura” “El Presidente Gonzalo” y su solicitud mediante unas famosas cartas de “Acuerdo de Paz” que consistía en dejar las armas a cambio de mejoras carcelarias y resolución de los problemas del pueblo. Ellos cumplieron, pero el gobierno del fujimorato no; en el sentido de mejorar la situación de las clases populares. Sólo les dio algunas mejoras carcelarias.
Educativamente Belaunde Termina lo que inició Morales Bermúdez, desmontar la Reforma Educativa. Denomina a su gobierno el “Quinquenio de la Educación”, consigna bonita, pero sólo reglamentarista, que sirvió para desmontar la Reforma educativa velasquista. Con ese objetivo promulgan una serie de dispositivos: En 1981 el Decreto Supremo Nº 015.”Organización del Ministerio de Educación”. En 1982 el “Reglamento de Organización y Funciones de las Direcciones Departamentales y Zonales” y la nueva Ley General de Educación Nº 23384. En 1983 los Reglamentos de Educación Inicial, Primaria y Secundaria. En diciembre de 1984 la Ley del Profesorado Nº 24029, Junto al Reglamento de la Asociación de Padres de Familia con el DS. Nº 14-84. Y, de salida, cierran su reglamentarismo al expedir en mayo de 1985 el Decreto Supremo Nº 31-85 ED. Reglamento de la Ley del Profesorado.
El gobierno de Belaunde, vuelve todo a lo mismo, pero en condiciones de mayor sujeción al imperio estadounidense.
En 1985, gana las elecciones nuevamente el APRA “renovada y juvenil” con Alan García como presidente de La República. Sobre educación no pasa de sacarse un folletito sobre “Educación para la Vida”, un “Proyecto Educativo Nacional” previa a una nueva Ley General de Educación que se difundió y que nunca se promulgó; el mismo destino sufrió el anuncio de 1987 del presidente García de “Transferir la educación inicial y primaria a los municipios”.
Recién en 1990, de salida y con la presión huelguista de los maestros, promulgan el “Reglamento de la Ley del Profesorado Nº 24029 y su Modificatoria Ley Nº 25212, importante para el magisterio. Lo demás, sólo fueron discursos para la ocasión y todas las expectativas de la población terminan en preocupación, pues se inicia otro período crítico de nuestra historia, no sólo por la hiperinflación y el alza incesante del precio de las cosas, a partir del segundo año de gobierno, sino por la creciente subversión, la demagogia y la corrupción, el nepotismo y el clientelaje, que mostraba ya una población marcadamente desilusionada de los partidos tradicionales.
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