miércoles, 18 de marzo de 2009

EDUCACIÓN, CULTURA, VERGUENZA Y TEMORES DE LOS MAESTROS DE HOY. PRIMERA PARTE

Por Carlos Villacorta V.
Forjando la educación transformadora
PRIMERA PARTE EDUCACION, CULTURA, VERGÜENZA Y TEMORES EN LOS MAESTROS DE HOY. LAS CARENCIAS Y VERDADES ACUMULADAS Y LA IDEA FALSA DE LA RESPONSABILIDAD. En educación, toda ilusión del trabajo científico y creador se quiebra cuando se imponen normas y directivas, contenidos y programas educativos a cumplirse estrictamente, hechos desde una oficina al margen de la realidad y de sus ejecutores. Más aún si son aceptadas con la fragilidad mental de un esclavo o la indiferencia cómplice de la comodidad o peor aún la complacencia y el apoyo del arribista convenido. La imposición anula creatividad e iniciativa y vuelve rígido el cambio, incapaz de desafiar lo establecido. En el caso de los maestros esta verdad es evidente. Al plantear algo nuevo de inmediato le salen que “así no dice la norma”. En otros casos, los trámites son tan engorrosos que ahí se quedan todas las energías que ya nadie pretende volver a intentar. Es increíble como nos han moldeado y moldean el desánimo. La indiferencia, la conducta pusilánime han dejado de ser una vergüenza y falta de moral; son casi como un hábito que quieren pasar como cordura y prudencia. La administración peruana es una opresión burocrática permanente de humillación, mentiras y temores exigentes, implementadas por “tecnócratas” y empleados(as) insensibles traídos de la nada, por cada gobierno de turno y que están en todas las instituciones. Estos burócratas actúan de esta manera porque no tienen responsabilidad ante nadie, se tapan entre ellos, se llaman entre ellos, pocos son los profesionales capaces que tienen la altura moral y profesional para el cargo. Los demás entran en estampida con cada gobierno de turno y, protegidos como están, hacen lo que quieren. Los Directores y Sub Directores de las instituciones educativas se encargan de cumplir fielmente las imposiciones. La mayoría carecen totalmente de iniciativas y matan la iniciativa de los docentes. Sólo son controladores. La burocracia con su normatitis es la plaga de la educación. Sus implicancias en contra de una buena educación van a ser fatales. Por ejemplo, cuando un niño intenta expresar su iniciativa, en el mejor de los casos va a ser escuchado, más no estimulado, porque el ambiente donde estudia el niño y donde trabaja el maestro no promueve iniciativas. Las anula. Hay un profundo temor de hacer y decir las cosas y, de eso se aprovechan. Sólo el cumplimiento de normas y directivas es el ambiente, hayas desayunado o no. Además es una forma sutil de controlar también tu mente y el control de nuestra mente nos quita la vida y voluntad propia. El estímulo en el Perú sólo es entre “amigos”. Vulgarmente los burócratas se rodean de “su gente”, de sus “técnicos”, “sus incondicionales”. Arman su feudo. Ellos no creen en el sujeto proactivo, menos en la empatía, sólo en los incondicionales. Entonces la autonomía, la libertad individual, la meritocracia y la verdadera capacidad son falacias en este sistema. Son mitos tan burdos y toscos que no permiten el desarrollo de nuestro país. Hacernos creer que todos somos ciudadanos libres y con todas las oportunidades, es una crueldad sin límites. Hacernos creer a los maestros que “somos agentes fundamentales de la educación” sin brindarnos ninguna facilidad, capacitación permanente, mejores condiciones de trabajo, mejores salarios; es iluso, romántico, fantasioso, mitológico. Y, a estas alturas que el maestro se las siga creyendo, es patético. La TV y la calle nos han reemplazado. Somos patéticos por ley. Somos miedosos por ley: Las palabras burguesía, imperialismo, dominación, política, explotación, ricos, pobres y ahora hasta sindicato, nos producen terror pronunciarlas, no sólo porque nos han hecho creer que son arcaicas o pasadas de moda, sino por el profundo temor a las represalias. Y, dudamos, siempre dudamos.
Recordar lo que nos dice William Shakespeare: “Nuestras dudas son traidoras y nos hacen perder lo que, con frecuencia, podríamos ganar, por el simple miedo de arriesgar.” No podemos dejar de recordar y reiterar, que somos un país subyugado y sujetado por el imperio del capital extranjero. Aunque parezca repetitivo, pero es la verdad; desde la invasión genocida española. Es un hecho en estos momentos, ahoritita, con el gobierno aprista, rogando para que venga el capital extranjero, haciéndonos creer que así seremos ricos. ¿Quiénes serán ricos? Hecho que nos mantiene pobres pero con su gente que se cree rica, dueños de todo y de nada a la vez. Por ejemplo, todas nuestras instituciones públicas funcionan como feudos, desde las direcciones y subdirecciones, el Estado es trabajado como patrimonio personal: Las “autoridades”, tanto transitorias y nombradas se creen dueñas del espacio administrativo y de la institución. Ellos no creen en la simplicidad administrativa (porque lo complejo seguramente les ayuda en sus “ganancias”); menos en la predictibilidad (cuanto más escondido mejor). Desde el colegio, hoy instituciones educativas, aprendemos y enseñamos sobre nuestras riquezas en abundancia, sin embargo la mayoría no lo disfrutamos, vivimos en la extrema pobreza, a pesar que somos los dueños. Pero, no les decimos por qué. Ahora bien, no estoy diciendo que no hay que cumplir las leyes y normas, simplemente hay que cualificarlas: Las de función y las de consenso. Las de función se refieren estrictamente al cargo y a las instituciones como tales y las de consenso se refieren a los usuarios. Amabas deben partir de la realidad y volver a la realidad para modificarla. No deben aprobarse por aprobarse, sin la participación de los afectados o favorecidos. Estrictamente tampoco pueden generarnos u obligarnos a practicar una determinada conducta, porque la conducta es el medio a través del cual nos relacionamos con las otras personas y con la realidad. La conducta son nuestros hechos, nuestros pensamientos, nuestras iniciativas, etc. Y, una norma o directiva sólo la valora, la cuantifica, le pone los límites, pero no la impone. Lo otro es violación de un derecho constitucional. Sin embargo, eso es lo que se hace, se nos impone una manera de acercarnos a la realidad y a la vez se nos aleja de ella. A esto hay que sumar la forma como se presentan los contenidos, totalmente alejados de la realidad. Al analizar detenidamente los contenidos curriculares, descubrimos que tras su ropaje “neutro”, están contenidos ideológicos y políticos, al igual que en las leyes, normas y directivas cuyos alcances son perpetuadores de una dominación y control mental, que todos sabemos que existe pero que se calla en todos los idiomas. En efecto, los enemigos de la educación del pueblo, tienen maniatados la razón de los maestros, el cual es utilizado como recipiente e instrumento colador para llevar cierto tipo de información, cultura e instrucción a los estudiantes, a los padres y al pueblo en su conjunto, por esa necesidad de dominio y conservación de poder, sin utilizar mucho material, logística y sobre todo mínimo presupuesto.

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