El origen del mito de El Dorado, se pierde en la inmensidad del Amazonas. Según las informaciones más veraces: En Colombia en 1534 contaba un indio a los españoles que en la espesura de la selva, había un cacique Guatavita, porque hacia rituales ceremoniosos a orillas de una laguna llamada Gustavita totalmente desnudo y cubierto con polvos de oro finísimo, luego se embarcaba y navegaba hasta un punto donde se cruzaban dos cuerdas tendidas perpendicularmente de orilla a orilla, se bañaba y arrojaba al agua en honor a sus divinidades, valiosas ofrendas en piezas de oro macizo y esmeraldas. Después, igual ceremonia tenían que realizar sus súbditos. Esta información indudablemente despertó la codicia de los españoles buscadores de riqueza fácil. Según como señalan los estudiosos del tema han podido comprobar que, al investigar las costumbres de los chibchas, la leyenda del indio dorado fue divulgada por los aventureros españoles, se extendió por el norte de América Meridional, descendió al Perú, y de allí pasó, posteriormente, al Río de la Plata; Rumor de riquezas que, a medida que se extendía, adquiría nuevos y fabulosos componentes que la cambiaron totalmente. Y, lo convirtieron en un mito más de la literatura real maravillosa. La leyenda terminó porque nunca se encontró al cacique dorado, y se llamó simplemente El Dorado a las regiones ricas en oro y diamantes de distintos lugares de América, pero, increíblemente imaginarios. Fantasías finalmente que recreaban incalculables riquezas por descubrir. Una leyenda terminando en mito. Incontables expediciones salían en busca de El Dorado. Hasta en Europa se hablaba de tan inigualable tesoro. En la actualidad a muchos todavía les causa escozor y se preguntan si será cierto o no. Ansían su Dorado.
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