lunes, 17 de noviembre de 2008

LA CALIDAD DE VIDA DE LOS EUROPEOS EN LA VEJEZ. Y POR CIERTO DE LOS NO EUROPEOS RESIDENTES

La calidad de vida de los europeos en la vejez varía en función del país de residencia. Aunque los italianos y los franceses son los más longevos, los daneses disfrutan de mejor salud hasta su muerte EFE - Londres - 17/11/2008 No es lo mismo hacerse viejo en España que en Estonia, ni se disfrutan por igual los años de la jubilación en Dinamarca que en Italia, según un estudio publicado en la revista médica británica The Lancet que refleja lo distinta que puede resultar la vejez en función del país europeo en el que se viva. La conclusión principal de este estudio realizado por investigadores de la Universidad británica de Leicester es que existen "sustanciales desigualdades en el disfrute de la vida con una buena salud a partir de los 50" en una escala comparativa de 25 de los 27 países miembros de la Unión Europea (UE). La situación es mejor en los países que integraron la Europa de los Quince -Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal, Reino Unido y Suecia- que en los otros diez Estados, adheridos posteriormente a la Unión, que han sido objeto del estudio. Estos países son Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia y la República Checa. Los investigadores han creado un índice llamado "Años de Vida Saludable" (HLY, por sus siglas en inglés) que fija la pauta sobre la calidad de vida a partir de los 50 años y lo compara con el índice de expectativa de vida de cada uno de los países de la Unión. Vivir más tiempo no significa vivir mejor Por un lado se compara la expectativa de vida de los hombres y por otro lado la de las mujeres. Mientras los hombres italianos viven una media de 80,4 años, los suecos una media de 80,3 y los españoles una media de 79,5, los letones no superan los 71,3 años y los lituanos mueren, de promedio, antes de llegar a los 71,7. En el caso de las mujeres, la longevidad de las francesas (85,4 años), las italianas (85,3) y las españolas (85) también contrasta, aunque en menor medida que entre los hombres, con la expectativa de vida de las letonas (79,3 años) y las húngaras (79,4). Pero lo realmente novedoso de este estudio es el citado índice HLY sobre calidad de vida, que demuestra que vivir más tiempo no significa necesariamente vivir mejor. Aunque los italianos y los franceses son los que viven más años, no son los hombres europeos que disfrutan de mejor salud entre los 50 años y el día de su muerte. En esta escala ganan los daneses, que, aunque tienen una expectativa media de vida de 78,3 años, disfrutan una media de 24,1 años de "vida de calidad" desde los 50 (frente a los 20,6 de los italianos), y los malteses, que aunque tienen una expectativa media de vida de 79 años, lo hacen en plenitud al menos hasta los 71,7. Es decir, los italianos viven más que los daneses, pero pasan cuatro años con menor calidad de vida que los nórdicos. En el extremo opuesto de la estadística de vida de calidad están los estonios, que desde los 50 y hasta su muerte (72,4 años) sólo pasan nueve años en los que disfrutan de un buen estado de salud. Para las mujeres se da una situación similar porque son también las danesas (con 24,1 años de calidad) y las maltesas (con 22,5) las más afortunadas, pese a no estar entre las más longevas. Así, una mujer española llega a vivir 85 años, pero los años de calidad desde que alcanza el medio siglo son 18,6, hasta los 68,6. Por su parte, según el estudio, las danesas tienen una vida tres años más corta (81,9) pero la disfrutan con salud hasta los 74,1. Mayor inversión en sanidad Hay que ir al este de Europa y a las repúblicas bálticas de nuevo para ver que las mujeres tienen peores condiciones de vida a partir de los 50: en Estonia, la plenitud física no supera los 60,4 años de media y en Hungría no va más allá de los 61,4. Los investigadores dicen que estos números tienen que ver con la inversión que los Estados hacen en sanidad y atención de las personas mayores y advierten de que los países de la UE tienen que hacer un esfuerzo adicional si quieren cumplir el objetivo de que un 50% de la población de entre 55 y 64 años esté empleada en 2010. También destacan la relación que existe entre desempleo y un menor número de años de calidad, y entre una formación intelectual continua, más allá de la etapa laboral, y un mayor índice de HLY.

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