jueves, 6 de noviembre de 2008

EL ROL DEL MAESTRO ES DE DOBLE RESPONSABILIDAD FRENTE AL TIPO DE SOCIEDAD QUE VIVIMOS

Por Carlos Villacorta V. Nosotros los seres humanos para ser tal, no sólo debemos trabajar, comer y defecar, sino ante todo debemos ser factores sociales y, ante todo, producir y transformar.

El transformar es nuestra condición esencial de ser humano, y para realizarlo debemos relacionarnos con nuestros pares, organizarnos, defendernos, protegernos, buscar y lograr un mundo mejor, una sociedad superior, para nuestros hijos y nuestro pueblo. Ello es la máxima expresión de la producción social, la experimentación científica y la lucha social. Al no hacerlo nos autoaniquilamos como seres humanos, nuestra vida cae en una simpleza y realmente sólo es apariencia de vida lo que mostramos. La transformación es el acto común entre tú y yo, entre él y nosotros, entre nosotros y el mundo; entre el maestro y su mundo educativo cuyo centro son los estudiantes para forjar una Sociedad Superior. Frente a ello, el maestro, es doblemente responsable, no sólo porque es ser humano, sino porque es un intelectual del cual depende la sociedad y el futuro de otros seres humanos. No podemos seguir viviendo dentro del mundo de la sola contemplación. Toda la educación, el aprendizaje, la enseñanza y todas las actividades y conductas, deben estar impregnadas de moral transformadora. Los maestros estamos en la obligación moral y profesional de aprender a ser humanos, luego ser naturales y enseñar a los demás a serlo. Es nuestro rol principal. El ser humano para que sea tal, debe vivir, trabajar y relacionarse con otros que piensan igual que él, para transformar la sociedad, a diferencia del animal que vive y satisface sus necesidades solo y en forma gregaria instintiva, no para transformar sino perpetuar su especie. El ser humano para que sea tal y se diferencie de los animales, crea sociedad y fundamentalmente es producto de esa sociedad que crea mediante su razón, juicios de valor, valores y virtudes. En ese sentido, si vive aislado, indiferente y no une su pensamiento a los demás, destruye su condición de ser humano. Se que ese ser humano transformador, está en el fondo de nuestros corazones y nuestras conciencias. Crece lentamente el espíritu del futuro transformador, porque no lo dejamos salir plenamente. Nos han enseñado a callar las injusticias y hemos aprendido que es un misterio peligroso hacer florecer la vida justa que anhelamos. Se han empequeñecido nuestras actitudes sociales y políticas.

Y, las victorias son siempre producto de las grandes actitudes. Por ello transformar y transformarnos ahora es fundamental. La indiferencia es una de las peores traiciones.

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